Quidditch. I

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Ahora, ya había empezado el mes de noviembre y el ambiente se tornaba frío. Todas las montañas que cesaban cerca del castillo de Hogwarts estaban cubiertas de nieve. Yo no dejaba de pensar en aquella noche de Halloween; aunque ya había pasado tiempo, todavía había dudas en mí.

- ¿Estás nervioso, Harry? -preguntó Ron con una sonrisa.

-Sólo un poco...

Ya iba a comenzar la temporada de quidditch, estaba muy emocionada, ver de nuevo las escobas volar por el aire y sentir la emoción que recorre por mi cuerpo al contemplar los partidos. Aquél sábado comenzaría los juegos, Harry jugaría esta vez. Ha practicado por varias semanas, tengo fe en que él está listo para el partido, aunque no lo he visto jugar ya que Wood lo mantiene en secreto «Mi arma secreta» dice Oliver cada vez que le preguntó.

Desde el sucedo en el baño de chicas, los cuatro hemos estado más cerca que nunca -Harry, Ron, Hermione y yo- Gracias a Hermione, Harry ha podido acabar los deberes, el pobre no descansa con los entrenamientos, Wood es agradable, pero está un poco desesperado por ganar la copa de las casas.

Hermione se había vuelto más amigable... o algo así, ahora rompía las reglas sin quejarse ni lloriquear, ahora era más agradable con todos. El día anterior, estábamos sufriendo por el frío y Hermione se le ocurrió la brillante idea de poder hacer un pequeño fuego azul que guardó en un frasco de mermelada. Todo iba bien y disfrutábamos del cálido fuego hasta que Snape apareció cojeando, rápidamente cubrí el recipiente con una manta que estaba cerca de mí, aquello tal vez estaba prohibido pero no lo sabía porque cada vez que mi abuelo repetía las reglas yo estaba hablando con los gemelos.

- ¿Qué trae ahí, Dumbledore? -preguntó Snape fulminándome con la mirada.

-Nada, querido profesor Snape -respondí con voz inocente, los chicos me miraron extraño por la forma en que había respondido a Snape porque a nadie le caía bien.

"Genial... ahora tengo que portarme como niña buena frente a Snape y lo peor es que ni mis amigos se la creen"

Me miró desafiante y mantuve la mirada aunque después mire a otro lado, me ponía nerviosa, sus ojos eran negros como la noche, y también muy aterradores, sus ojos te inspiraban tristeza y agonía, cómo si él hubiera sufrido más que cualquier persona en el mundo.

- ¿Y usted, Potter? ¿Trama algo?

Harry volteó a verme, tragó saliva y sacó el libro que tenía guardado escondida bajo la túnica; era un libro que Hermione le habría dado para informarse un poco para el juego de este sábado: "Quidditch a través de los tiempos". Lo sabía porque estuvo conmigo varios día leyéndolo y explicándome que el quidditch era más complicado que lo que él esperaba.

Snape miró el libro y rápidamente lo arrebato de las manos de Harry.

-Los libros de la biblioteca no se pueden sacar fuera del castillo, Potter. Menos cinco puntos para Gryffindor -exclamó furioso.

Todos nos miramos sorprendidos ¿Cómo sabíamos que aquello era verdad? ¿En realidad Snape odia tanto a Gryffindor como para bajarnos puntos por cualquier cosa?

-Seguro se lo ha inventado... -murmuró Harry mientras Snape se alejaba cojeando.

- ¿Soy yo o Snape cojea? ¿Alguien más lo ha notado? -pregunté mirando al profesor que ya estaba muy lejos.

-No sé, pero ojalá le duela mucho -exclamó Ron con amargura.

Si alguien se pregunta qué ha pasado con el ''asunto'' que tenía con mi abuelo, fui a verlo, y tuve que contarle todo, desde mi extraño sueño hasta mis encuentros con Malfoy, a todo esto sólo pronunció una palabra: Curioso.

La nieta de DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora