Capítulo VII: Terror en la cabaña

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— ¿Quién es? —pregunté muy sorprendido.

— Pues... ehm... —balbuceaba Antoinette—, creo que deberías hablar con Evan.

— ¿Evan? —inquirí frunciendo el ceño.

— Sí, desde la muerte de Jessica ha estado muy inquieto —explicaba Antoinette—, se ha apartado un poco de nosotros y se le nota muy nervioso cuando alguien le menciona a Jessica.

Antes de poder decir una palabra más, los profesores encargados comenzaron a llamarnos a todos por micrófono, nos explicaron como pasaríamos esos días en aquellas frías y blanquecinas montañas.

Tuvimos una caminata un poco larga, todos estábamos usando chaquetas y suéteres. El frío era descomunal, los profesores empezaron a hablar entre ellos mientras los alumnos caminaban; camino a la gran cabaña donde nos hospedaríamos.

Junto a los profesores, estaban unos excursionistas guías, estos eran expertos exploradores de esa zona; ellos se veían aún más preocupados que los profesores. Pude notar que estaban murmurándose entre ellos y siempre con un rostro de preocupación o miedo.

Los alumnos comenzaron uno a uno a señalar al frente, estábamos llegando a la cabaña y estos se veían muy emocionados. La cabaña era enorme, parecía una mansión, que por lo visto, se mantenía en buen estado. Sus paredes eran muy coloridas, no era la típica cabaña de color marrón u ocre. Estas tenían diversos colores en sus paredes, era una decoración muy hermosa.

Al llegar los excursionistas nos abrieron las puertas y todos entramos a ese lugar, no pudimos quedar más que sorprendidos. Al entrar había una sala muy espaciosa con un hermoso candelabro en el centro, era considerablemente grande.
A los costados se encontraban unas escaleras que llevaban hasta donde estaban las habitaciones las cuales, por lo que veía, eran muchas.

— Chicos, pongan sus maletas de forma ordenada en el cuarto que está a la derecha —dijo uno de los excursionistas señalando hacia la habitación.

Mientras todos los alumnos íbamos a guardar nuestras cosas allí, miré a un costado y Evan se encontraba cerca.

Justo cuando iba a ir hacia él, Mark se me atravesó.

— ¿Qué hacemos Kyle? Estoy bastante aburrido —decía Mark mientras esperaba que los demás guardaran sus cosas—, uno de los guías me dijo que no saldríamos hoy porque puede que haya una tormenta.

— Mark... no lo sé —respondí a la vez que trataba de no perder la vista de Evan—. Tengo que hacer algo, ya vuelvo.

Antes de que me pudiera responder, caminé casi corriendo hasta donde se encontraba Evan y justamente este volteó su cabeza y me miro de una manera extraña.

Cuando por fin me acerqué a él, le iba a preguntar si sabía algo acerca del asesinato de Jessica, pero justo en el momento en que iba a hacerle mi interrogante, el habló.

— Kyle, aléjate —advierte Evan, su mirada y su expresión en su rostro era fría y siniestra—. No te metas en asuntos que no te incumben.

— ¿Acaso tú sabes algo? —inquirí bastante enfadado por la forma en que me habló.

— Apártate, a menos que quieras sufrir —volvió a advertirme, está vez sacando una sonrisa algo macabra.

— ¡Tienes algo que ver con todo esto! —exclamé, a la vez que lo tomé por la camisa y lo alcé.

De un momento a otro, su rostro siniestro había cambiado, esta vez se encontraba afligido y dolido. Comenzó a sollozar y suplicar perdón a gritos. Los estudiantes empezaron a mirarnos y entre ellos salió Marcus a hacerme a un lado, haciendo que Evan se caiga.

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