Capítulo cuatro.

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Un suspiro y apoyó su cabeza en la almohada. La cabeza le latía en cada respiración y sentía un ligero pitido que arruinaba con su tranquilizante paz, de pronto el recuerdo le vino;

Él estaba ahí tirado, con un grueso pene expandiendo a lo máximo su ano; lloraba, gritaba y se retorcía bajo el tacto del hombre, que con sus rizos le hacía cosquillas en la cara mientras se movía dentro suyo con brutalidad. Alzó la vista y lo vio, recorriendo cada facción en su rostro. Su cara estaba roja por el esfuerzo echo en el acto sexual, mordía su labio con fuerza y sus ojos perturbadores le observaron fijamente. Sus ojos... Aquellos faros verdes que lo miraron, lo vio. Y ahí fue cuando gritó con fuerza, llamándola a su madre para que lo sacara de las garras del adulto. Necesitaba ser contenido por los brazos maternos mientras olvidaba y se negaba a sí mismo que aquellos perturbadores ojos no existían en su existencia. Pero son imborrables, el echo de que fue violado no se quita de su cabeza.


Aún oye sus gritos, retumban como ecos lejanos de alguien que pide ayuda con desesperación. Él está desesperado aún luego de tanto tiempo. No hay nadie, nunca hubo alguien; ni siquiera antes de ser violado hubo alguien. Siempre estuvo solo, engañado en una realidad que le hicieron creer y aferrar a ella con fuerza.

Aquella violación lo desgarró, destruyó su corazón por dentro y lo destruyó por fuera a base de golpes contra el césped sin arreglar.

Sintió frío y volvió a su realidad, tenía un cigarrillo en la mano que ya estaba semi consumido, como de costumbre, había fumado sin darse cuenta; lastimándose en el remordimiento de no poder quitar el pene de entre sus piernas. No importaba si lloraba, bebía o se drogaba hasta no sentir las piernas, aquello seguía tan dentro suyo que de verdad lo lastimaba.

Es feo vivir con aquello, más si estuviste consciente en el momento. El pudo olvidar cuando un niño le pegó en tercero "por demostrar conduct-... El niño. Aquel niño era rizado con ojos verdes, su madre siempre le regalaba dulces y su hermano estaba preso... El niño. EL PUTO NIÑO. HARRY STYLES. HARRY HIJO DE PERRA STYLES. EL CHICO DE SEXTO GRADO QUE LO GOLPEABA POR SUPUESTAMENTE SER AFEMINADO.

Saltó de su cama tirando el cigarrillo y empezó a tirar sus maletas buscando la caja de fotos; recordaba tener una foto con ése chico, en la excursión. Sus dedos le teblaron y sentía la garganta arderle. Rompió cierres y varias cosas más hasta que dio con aquella maldita foto. El chico más alto que él se mantenía serio en la foto, mientras que él a su lado se veía sonriente y radiante como siempre; arrugo la foto entre sus manos y soltó un grito desgarrador que resonó en aquellas cuatro paredes.

-¡MALDITO SEAS HARRY STYLES! -Aulló mientras se ponía de pie y lo observaba en la foto.- ¡TE MATARÉ HIJO DE PUTA! ¡TE RASTREARÉ DONDE SEAS QUE ESTÉS! ¡TE HARÉ TRAGAR EL PENE Y GOZARÉ TU MUERTE!

Se sentó en la cama luego de que la foto se perdiera en el suelo y tironeo de su cabello mientras se mecía de atrás y adelante; sus ojos estaban abiertos de una manera exuberante, no pensaba con claridad y mordía sus labios con la intención de lastimarlos hasta poder saborear su sangre. Su respiración se agitó y sus dedos dejaron de agarrar su cabello para moverse como si fuesen gusanos en el aire. Estaba loco, sí, pero un loco adolorido.

-Necesito herirlo, no quiero verlo. Quiero verlo muerto, mil metros bajo tierra mientras que los gusanos devoran su cuerpo; quiero arrancarle los ojos, aquellos que me observaron mientras él me desvirgaba y también hacerle tragar su asqueroso pene.
Lo odio. Lo odio. Lo odio.

Y así se pasó su noche, hablándole a la nada mientras de a poco la oscuridad de la luna envolvía su cuerpo y las cuatro paredes lo protegían del exterior. Lloró aquella noche, sí, pero fue diferente: lloró como un niño pequeño, abrazándose a la almohada mientras sentía la necesidad de estar junto con su mamá mientras ella le acariciaba el cabello y le susurraba "Tranquilo bebé, todo pasará. Mami está para ti." y luego de aquellas dulces palabras le cantaba una linda canción y él se dormía bajo la mirada atenta de la mujer que le dio a luz. Lo cierto es que, se durmió oyendo a su alrededor morir, con el frío calándose en sus huesos y aquellos ojos verdes lo torturaban recordándole su pasado.

Y no, no soñó con que todo cambiaría, él lo olvidaría y encontraría a alguien para hacerle sentir amor: soñó con Harry, riéndose de él mientras le restregaba en la cara los errores que cometió; soñó con él cuando era niño, y se asustaba de sí mismo mientras pedía a su mamá. «Sí, yo también me asustaría de mí si nada de esto hubiese pasado» se dijo y luego volvió a perderse, en aquella plaza que lo vio sufrir.

Night. > l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora