Uno

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Liam Payne, con su cabello color arena y sus brillantes ojos marrones, era un completo sueño. Lástima que no me notara. Nunca. Podía ser porque había muchas chicas hermosas alrededor. O podría ser porque sólo teníamos diecisiete años y él no estaba interesado en una relación seria. Yo no pensaba que fuera fea. De hecho, recibía comentarios de otros chicos diciendo lo contrario. Tenía ojos marrones, nada excepcional sobre eso, pero mis pestañas eran largas y oscuras. Tenía abundante cabello castaño con ondas naturales. Las chicas siempre envidiaban mi cabeza. Más de una me decía a diario que era un buen día para el cabello en lo que a mí me concernía.

Pero quizás Liam Payne no estaba interesado en las morenas. O quizá le gustaban las chicas con figuras como un palo, porque no tenía una de esas tampoco. Era vergonzoso a veces. Mamá me llevaría a grandes tiendas en el centro del pueblo, y tendríamos que ir al departamento de mujeres para encontrar ropa. Yo simplemente no podía usar esas delgadas y apretadas cosas hechas para chicas de mi edad.

Ahora, no me malinterpretes. No era gorda, o pasada de peso. Sólo tenía curvas. Lo cual parecía ser algo bueno para el futuro, pero no mucho para una chica que estaba tratando de encajar. Y quería encajar desesperadamente. Pero el destino o el diablo o lo que sea que creas siempre conspiraba contra mí. Hasta que nuestra profesora, la señora Walker, decidió ponernos en parejas.

***

—Emma Lawton, trabajarás con Liam Payne...

Mi cabeza se disparó desde mi escritorio hacia los ojos del chico sobre el que pasaba todos mis días pensando, y mi estómago se retorció. ¿Liam Payne y yo? ¿Trabajando juntos? El giro en mi estómago se convirtió en una piedra.

Entonces él sonrió, y la habitación se hizo más brillante que el sol del mediodía.

—Supongo que estás atrapada conmigo —dijo.

Que el cielo me ayude, estar atrapada con Liam Payne no era algo tan malo.

La profesora caminó entre nosotros, su falda susurrando contra sus medias pantis.

—Ahora, esta es la asignación —dijo—. Necesitareis compartir un poco de vosotros mismos con el otro, así que tendréis que programar un tiempo después de la escuela para trabajar juntos y aseguraros de tomar buenas notas.

¿Tiempo después de la escuela con... con él? El puño en mi interior se apretó y estiró.

La señora Walker fijó su mirada en mi cara, como si pudiera ver dentro de mi cabeza.

—Fingid que estáis escribiendo una novela sobre la otra persona. Preguntaos a vosotros mismos qué pondrías de vuestra vida en la historia y también, qué cambiaríais —regresó hacia el frente de la clase.

Lisa Maiton tiró una bola de papel a su trasero, y rió disimuladamente.

—Una vez que hayáis reunido la información —dijo la señora Walker, sin darse cuenta—, escribid un ensayo de una o dos páginas. Es para el próximo lunes. Eso os da el fin de semana para terminar. Esta asignación nos enseñará sobre la escritura y algunos de nuestros compañeros también.

La clase comenzó a parlotear cuando ella se giró, todos resolviendo cómo y cuándo pasar tiempo con sus compañeros. Me sentí allí, mi lengua pegada a mi paladar, mis palmas sudando.

Escribir sobre Liam Payne. Compartir mi vida con Liam Payne. No sabía que era peor. O mejor.

—Así que... ¿cuándo quieres que nos reunamos? —preguntó.

Lunes, hoy era lunes. Junté mis pensamientos. Y esta era la segunda semana de marzo de 2010. Y mi nombre era Emma Marie Lawton. Y...

—¿Emma?

Me & Liam PayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora