Louis y Harry se conocieron por casualidad ¿O tal vez no? Su amor crece aún más con el tiempo ¿Eso es posible? Pero en toda historia hay villanos, y ellos tendrán que luchar junto a sus amigos para salvar su amor... Ya que el destino no está con ell...
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Harry
Después de la escena con más drama que la Rosa de Guadalupe, proseguimos a entrar al salón. En la clase de filosofía, estábamos haciendo practicas para un ensayo filosófico, así que las mesas eran para dos personas. En primer lugar llegamos tarde, y en segundo al tratar de buscar un puesto me percate que sólo quedaba una mesa vacía con dos asientos, lo que significa que... ¡¡ME SENTARÉ JUNTO A ÉL!! Voy a morir, alguien tráigame agua y mucho chocolate.
Proseguimos a sentarnos, yo elegí el asiento de la izquierda junto a la ventana, al observar, note que él se estaba quitando su chamarra de mezclilla y me di cuenta que traía una camisa de Blink-182, gran banda, pensé. Proseguí a tratar de concentrarme en lo que el profesor filosófico parloteaba, pero ahora, mientras el salón era totalmente silencioso (a excepción del Señor López explicando). Yo sólo me dejaba llevar por mis pensamientos que estaban soñando en sus bellos pómulos a sólo unos cuarenta centímetros de mí, su reflejo de sus iris azules, sus labios tan delgados, finos y rojizos, las cejas tan delicadamente pobladas, su cabello tan perfectamente despeinado... Y dirán que quizá estoy exagerando, quizá estoy diciendo muchas paradojas, quizá debería estar poniendo atención a lo que el profesor está diciendo y no babeando por el chico del rostro totalmente perfecto como si los mismos ángeles hubieran tallado cada fracción de este, es que Louis simplemente es tan...
− Sr, Styles... Styles... ¡¡Harry!! − Grito el profesor López
− ¿Eh? − Volteé asustado. − ¡Ah sí!
El señor López mantenía una mirada no muy agradable y de paso hizo llamar la atención de media clase, haciendo que me sonrojara más y de paso, esperando que Louis no se diera cuenta que me lo estaba comiendo con la miranda.
− Señor Styles, le vuelvo a repetir la pregunta ¿Me podría decir un filósofo de la época antigua?
− Ahhh... − ¡¡Piensa Harry, piensa!! − Yo diría que...
Estaba perdido, me la había pasado media clase mirando al castaño y ahora mi cerebro está muy ocupado soltando dopamina como para formular una respuesta no estúpida y que sea algo como "amo el amor por ser tan amoroso" ¡¿Y ahora que voy hacer?! ¡¿Decir que cupido era un filósofo?! ¡¿Siquiera existe?! El profesor me seguía insistiendo con su mirada (que cada vez se hacía más aterradora) y simplemente esta decía que sólo quería que diera la maldita respuesta. ¡¿Y ahora qué?! De repente... Algo pequeño rozó mi mano derecha y al bajar la mirada vi un pequeño trozo de papel, en el decía "Sócrates" con una letra particularmente divertida, como si un niño pequeño la haya escrito con crayones, me da ternura. Y al levantar levemente la mirada, noté que él la había escrito "disimuladamente" para salvarme... Qué dulce.
− Emm... ¿S-Sócrates?
El señor López, se cruzó de brazos, me perforó más con sus ojos cafés oscuros y de paso cerró el entrecejo.
− ¿Es una pregunta o una afirmación? − Dijo, con un tono duro.
No sé si fue un impulso, una reacción del cuerpo o qué carajos, pero volteé a ver a Louis a mi derecha, él me asintió con delicadeza, haciéndome tener más confianza y seguridad.
