Capitulo 3
Bendito sea mi estomago delicadito
Como ya les había comentado no solo mi querido papá es la alpargata de la familia, oh no, estas próximas historias son mías.
La primera comienza con una gastroenteritis o en palabras de mi mamá una vulgar diarrea, Señor Dios evita que el hombre de mi vida lea estas palabras por favor:
Recuerdo que tenía alrededor de cinco años y que Mami había metido a mi hermana y a mí en el malibu blanco y acelerado a fondo por esa panamericana como alma que lleva el diablo.
A mí costado mi hermana frecuentemente me decía cosas como:
—Echita marre ¿Muy mal mana?
Y yo con mis enormes ojos ambarinos meneaba la cabeza de un lado al otro. En realidad esa no es la parte tan mala... Ah, suspira, recuerdo con tanto cariño esa curva después de la oveja negra.
Mami dijo algo como— Hija quieres un...
El vomito voló de una manera tan grácil que su aterrizaje sobre la ropa, el carro, los zapatos de Diana y el cabello de mi mama podría haberse considerado artístico.
Ese frenazo que Mah pego también. Yo creo que, si residen en Venezuela, más específicamente entre Caracas y San Antonio, y bajan por la curva, donde venden cristales y chucherías variadas, pueden verse las marcas de los neumáticos.
Media hora después estábamos en el Paraíso en una tienda de variedades atendida por un hippie barbudo que apestaba a tabaco; comprando ropa nueva para mí, un short marrón que recuerdo con mucho cariño, una camiseta de Betty Boop y un par de zapatos para mí hermana.
— ¿Algo más? —Dijo el señor barbudo
—Nooooo así estamos bien —Soltó madre con una sonrisa arrastrando las palabras— Muchas gracias, estábamos de urgencia la niña...
Mientras la observaba en mi agonía estoy segura de leer su mente diciendo: Este tipo nos va a robar. ¡Ay José Gregorio sácanos de aquí rápido por favor! Y con todo lo mal que me sentía y a esa corta edad recuerdo estar supremamente feliz por tener esa imagen que a mi parecer era tan curiosa y graciosa.
Aunque gracias a ella me haya vuelto cuento familiar de domingo.
Meh.
*****
Otro recuerdo de mis enfermedades fue en el 2001 tres semanas después de haber comprado el nuevo y fabuloso Mitsubishi Lancer color vino de mi Mamá, no existía en este mundo familia más feliz que la mía por esa nueva adquisición que con tanto esfuerzo se logro alcanzar.
Ese fatídico sábado mí hermano había vuelto de un viaje a la playa o algo así, mi hermana andaba, según recuerdo con Daniel <<el novio más perfecto en este mundo. En serio>> viendo películas en la sala de casa y yo probablemente en mi cuarto mirando alguna película de VHS.
Un típico fin de semana en mi familia, a excepción que se me ocurrió la brillante idea de jartarme un paquete entero de Cheese tris y de los grandes. YO SOLA.
¿A que no adivinan las consecuencias de mi inocencia?
Sip, diarrea. Es más creo que la palabra se queda corta para lo que me sucedió ese día. Yo recuerdo vómitos, espasmos, fiebre y diarrea.
Para cuando mi hermano llego a casa de su viaje, yo yacía verde recostada en la cama de mi mamá pensando en mis últimas palabras porque estaba segura de que iba a morir.
Néstor entro al cuarto me vio y dijo a todo pulmón —Vamos a llevarla al medico
Mi mamá obedeció y subimos al flamante carro nuevo. Todo me daba vueltas. Y en lo que alcanzamos la salida de las residencias, sentí como si un gusano empujara mis entrañas buscando la salida. Un peo.
Bueno es un peito pues, pensé, no le hará daño a nadie y bajare la ventana.
¿No le hará daño a nadie? Cuando el aire caliente salió de mi revelo sus verdaderas intenciones y bueno. Imagino que ya saben que paso luego.
Tenía como nueve años, ¿Qué podía hacer una niña de nueve años cuando se hace sobre el carro NUEVO que su mama recién había comprado?
—Mama me cague
—Y con el tono más dulce y la inocencia más grande del mundo mami dijo— ¿Por qué?
No me había entendido— porque me cague mami
Recuerdo ver sus pupilas dilatándose cuando su cerebro proceso la información
—AHHHHH ¡Párate! ¡Agáchate! ¡Ponte de rodillas!
Grito eso y como doce ordenes más mientras las carcajadas de mi hermano estallaron en el diminuto carro. Por suerte no manche el carro pero le termine agarrando una aversión que duro como tres años al condenado Cheese Tris
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Memorias de una Alpargata
Short StoryBienvenidos a un complidado de historias de aquellas con las que tu familia se burla de ti o tus parientes. Pues si, esta vez entro a escena en este libro y conmigo mi familia ¡Porque soy una gallina! Risas, llantos, Sustos y supersticiones abraz...