Capitulo 1 : Un Paquete Chileno

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Capitulo 1

Un paquete chileno

Un viaje a Colombia, que mejor manera para comenzar este recuento que con la historia más contada por mi familia de mi progenitor.

Como quien diría: Historia familiar de domingo en la tarde.

Antes de que yo naciera ya mi papá había hecho de las suyas varias veces pero entre ellas destaca un viaje que hicieron a Colombia por allá por los 80 y muchos o noventa y pocos. Resulto ser un viaje memorable, pero no por los buenos tiempos, si no por el montón de eventos desafortunados que pasó mi familia en ese malibu destartalado.

En esa perola iban mi hermana, mi hermano, mi abuela, mi papa, Caín el perro (que era más malo que el diablo, según mi mama. A todas estas ¡lo era! porque era una mezcla de callejero con poodle en pocas palabras un anticristo hipo-alergenico.) y dos tortugas responsabilidad de mi papa.

Ok ahora imaginen esa escena doce horas de viaje de Cuá Miranda hasta Maracaibo, sin aire acondicionado y el malvivido perro soltando pelos sin control, según mi mama era como si hubiesen acuchillado a una almohada de pulmas dentro de un microondas.

Ciertamente habría sido más sencillo comprar pasajes de un autobús ejecutivo y evitarse la vergüenza. Pero en fin así era como hacia las cosas Néstor Luis Pérez. Troglodita....

-¡Negra mañana iremos a Maicao!

Estaban en una casa de la familia cerca de la frontera.

-¿A Maicao?

-Sí, sí, si prepara todo, dejaremos a Caín en la casa para poder llevar más carga

-¿carga de que chico? Además ¿Dónde meteremos el perro si venimos con tanto de regreso?

-Ya veremos pero Caín se queda.

Imaginé como mi mama volvió los ojos en ese momento.

A la mañana siguiente cuando van a entrar en el carro al abrir la puerta un olor pestilente salió de adentro, cuando mi mamá solía narrar esta historia siempre mencionaba cuando esa puerta se abrió casi pudo ver una pequeña niebla color verde salir de ese carro. Jaja todo esto se lo dijo su nariz.

-¡LAS TORTUGAS!

-¡NESTOR JOSE! (Mi hermano)

-¿Señor?.... ¿Qué es ese olor? ¿Y las tortugas?

Según recientes estudios se ha comprobado que todos los padres de este mundo gesticulan la misma expresión cuando alguno de sus hijos les hace una pregunta estúpida.

No me pregunten que hicieron con los cadáveres y con el olor. Lo cierto es que cuando llegaron a Maicao (el sitio más feo que mi delicada madre había conocido en su vida) se encontraron con que el pueblo estaba chapado a la antigua con carretas y burros por todos lados.

Para mas seña todas las tiendas cerraban a las seis de la tarde de manera tan ruidosa y abrupta que cualquiera que no fuera de la zona pensaría que estaba por caer un cataclismo o peor una guerra.

Esa noche descansaron en un hotel en el cual estuvieron cavando toda la noche ¿Qué precisamente? No se pero mi mamá no pudo pegar el ojo pensando que en cualquier momento abrirían esa puerta y los iban a matar.

Tras muchos trajines el gran cargamento de mi papá constaba de una cámara, un juego de sabanas y un montón de artículos varios que el señor consiguió aventurando en las calles de ese bendito pueblo.

-¿Pero mi amor cuanto te costo la cámara?

-Shhh cállate chica Shhhh

-Seguro que la compraste en un almacén si no es...

-¡Shhhhh cállate! –respondía en voz baja pelando sus ojotes

Luego de nuevamente cruzar la frontera ¿adivinen qué ?

¡Papapapan!

Los paro la guardia colombiana.

Uy Dios santo mi mamá le rogo a esos guardias que no se llevaran las sabanas "Ama de Casa" que compro como regalo para mi abuela y tías; y aun así los guardias los retuvieron durante una media hora terrible.

De vuelta en Cúa, en la llegada triunfal mi papá saca a relucir la famosa cámara ante mis tíos Luis Cuquita y Carlos, los morochos, ¡menudos espectadores eligió!, ellos podían sacarle burla hasta a la más perfecta miss, cuando mi papá intenta colocarle el rollo a la cámara en su debido compartimento se llevo la sorpresa de que estaba llena de arena.

Con una gota de sudor mami intento salvar el día presentando las gloriosas sabanas entregando una a mi tía Mariela y conservando la de mi querida abuela...

¿Ya adivinaron qué pasó?

Las sabanas no eran más que un triste recuadro de tela con una bolsita llena de arena para hacer peso

-¡pa esto es lo que sirve negrita pa' pañal! –Dijo mi tío Luis Cuquita

Mis adorables tíos utilizaron los pedazos de tela para hacerse un pañal tamaño familiar y pasearse por la casa burlándose de las hazañas de pelón.


Memorias de una AlpargataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora