Capitulo 4: Entre susto y susto

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Capitulo 4

Entre susto y susto

Ok. Tengo que dedicar un capitulo completo a esto porque vale la pena. Estoy segura que más de uno se sentirá identificado porque vamos ¿quién no ha pasado un susto de muerte del que inmediatamente termina riéndose como si no hubiera pasado nada?

¿Saben quién era gallina?

Mi hermano De hecho ahora que escribo esto veo que muchos de los rasgos de Kurt ¡son gracias a él! Las cosas que una descubren mientras escribe ¿no?

Bien aquí hay para rato así que pónganse cómodos. Comenzare con Néstor. Descripción personal: Mi hermano es un señor de 1.85 mas o menos muy similar al Ross de Friends en personalidad y apariencia, desde siempre hemos compartido gusto similares como por ejemplo: el beisbol, las lucha y el futbol americano entre otros muchos. Sin embargo hay una cualidad que nunca he compartido con ninguno de mis hermanos y es el salir de fiesta ¿Por qué? Creo, y lean bien creo que por la siguiente razón:

Cuando nos mudamos al conjunto residencial en el que incluso ahora seguimos viviendo, éramos en el edificio, alrededor de tres o cuatro familias, bastante poco para un edificio de solo cinco pisos, peeeeero lo cierto es que una de esas familias era de nacionalidad china y por fortuna eran bastantes personas así que cada vez que arribaban del trabajo su llegada era ruidosa y a nosotros nos causaba un tremendo alivio no estar tan solos en el mundo. En especial porque la familia contaba con un fabuloso gato persa blanco que tenia la tendencia a escapar.

Hubo una noche que regresamos tarde de hacer mercado y pasear por la ciudad como la mayoría de los sábados, aun padre no había llegado a la familia, así que solo éramos: Mami, Diana y yo porque Néstor andaba de parranda en solo Dios recuerda donde con sus amigos.

Al bajar del carro la condenada gata paso cerca de nosotros como un cuadrúpedo fantasma blanco, no determinamos mucho al minino en ese momento así que bajamos las cosas del carro y fuimos hasta la entrada del edificio, lo que no esperábamos era que la minina estuviera aguardando por nosotras sentada en la escalera con un flamante y senda cinta roja de terciopelo anudado delicadamente con un lazo a un costado del gato.

Mi-er- y no continúo.

El escalofrió que sentimos ese día fue tan perturbante que aun hoy recuerdo con inquietud. AsduSDFSDhasd. Lo siento tenía que sacar esa sensación.

Volviendo a la historia mi hermana grito — ¡El diablo!

Y el sistema de supervivencia que todos llevamos por dentro se activo arrojándonos todas a pasar de la gata a toda velocidad bajando por las escaleras, vivíamos en planta baja, pegadas a la pared más alejada del felino. Me imagino que esa gata debió haberse desmadrado de la risa cuando cerramos la puerta bajo llave y multi-lock.

Dos horas más tarde

Las tres nos encontrábamos descansando plácidamente en la enorme cama King size que compartíamos para evitar la soledad y el miedo cuando entre la penumbra de la noche se escucho el grito de guerra numero uno entre los miedosos:

—MMAAAAAAAAAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Néstor estaba reventando la puerta de patio a trancazos al borde de las lágrimas cuando en esa oscura noche se volvió a escuchar.

—MAAAAAAAAAAAAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Verga, recuerdo haber visto a mi pobre y pequeña madre saltar de la cama en paños menores corriendo desesperada a abrir esa puerta, en ese ínterin Diana y yo la seguimos aturdidas. Desde el rabillo del pasillo recuerdo haber visto a mi mama metiendo la llave con prisas dejando pasar al mastodonte de mi hermano a la casa.

Memorias de una AlpargataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora