Capítulo 20.

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Ella hizo otra mueca y él la imitó. Ambos rieron estruendosamente ganándose las miradas de tres personas del parque, los otros dos, una pareja de aproximadamente 25 años, estaban muy ocupados discutiendo sobre quien sabe que. Arabella le sonrió, y él miró a todos lados antes de comerle la sonrisa a besos.
La semana se les había pasado muy rápido, debían encontrarse con Ringo alrededor de las 16:00 hrs en la casa de McCartney.
Ella se sentía en las nubes, era como un sueño estar con alguien como Paul. Era diferente a los chicos con quienes había estado anteriormente. Sabía como enamorarla cada día más y sacarle suspiros enternecidos a cada momento. Para él, Arabella era su tesoro, tenía la completa seguridad de que no había otra como ella. Le encantaba cada gesto o palabra qué emitía, y sobretodo la forma en que lo llenaba de vitalidad con sus sonrisas.

Caminaron hasta la casa. Ella jugaba con pequeños mechones de cabello y Paul la miraba enternecido mientras esperaban sentados en el sofá a Ringo.

-Juguemos a algo...-propuso ella.

-No, tú siempre haces trampas.

Ella fingió ahogar un grito y se llevó una mano al pecho. Él rió, tomó sus manos y le dio un beso en la frente.

-A veces siento que me tratas como a Mary -murmuró ella.

-Es que a veces te comportas como ella -bromeó él.

Ella rodó los ojos y se alejó unos centímetros de su lado. Él la atrajo nuevamente tomándola por la cintura. Intentó zafarse pero Paul la tomó en sus brazos dejándola sobre él. Ella rió y él le sonrió. Pasó su mano por el cabello de Paul y él le acarició el rostro. Se acercó más a ella, donde sus respiraciones pudieran crear una mezcla de deseo. Rozó sus labios y luego los atrapó en un beso desenfrenado lleno de pasión y amor. Llamaron a la puerta, pero no se percataron pues continuaron besándose cada vez con más deseo. Llamaron nuevamente.

-Ya llegó -murmuró Paul.

Ella se levantó rápidamente de sobre él, se peinó el cabello con los dedos y arregló un poco su ropa, Paul imitó su acto. Se dirigió a abrir la puerta, Arabella esperó en el salón.

-¡Paul! -dijo su amigo con su simpática voz.

-¡Ringo, qué gusto verte! -dijo abrazándolo y dándole unas palmadas en la espalda.

-Lo mismo digo -sonrió.

-Ven, pasa, adelante.

Llevó a su amigo hasta el salón. Arabella se daba vueltas, paró al sentir que se acercaban, jugó nerviosamente con sus manos hasta que les vio aparecer.
Sintió que se desmayaría, pero pensó que más bien eso ocurriría ya cuando conociera al último beatle. Ahí se desmayaría y diría que podría morir en paz.

-Richard, ella es Arabella Gunn, la joven y futura periodista -indicó Paul con una sonrisa. -Ara, él es Ringo.

Arabella se acercó sonriente y estrechó su mano.

-Es un placer conocerlo señor Starkey.

-El placer es mío, señorita Gunn. Paul me habló maravillas de usted, dice que tiene futuro en esto. Y si ha logrado que Macca diga eso, debe de ser usted muy buena.

Arabella sonrió ligeramente ruborizada.

-¿Has sabido algo de John? -preguntó Richard tomando asiento.

Arabella preparaba mientras las cosas para la entrevista.

-Hablé con él hace unos días, ¿has ido a visitarle?

Ringo negó con la cabeza.

-Probablemente vaya mañana.

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