Capítulo 46.

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—Antes quiero saber por qué.

Cindy lo miró, torció un poco su cabeza.

—¿Por qué?

—¿Por qué yo? ¿Por qué ella? ¿Por qué hacen todo esto?

Una sonrisa se dibujó en su rostro a la vez que hacía un gesto con su mano pidiéndole calma.

—¿Y por qué no? —dijo Leonard. —Simplemente se dio la oportunidad.

—Ustedes no son nadie para meterse en la vida privada de las personas. ¿Quién les dio el derecho?

—Tú —dijo como si fuera obvio. —Tú lo hiciste al vender tu alma a la fama.

Paul negó con la cabeza. Hizo ademán de decir algo pero Cindy lo interrumpió.

—Bueno, no vamos a discutir ahora sobre eso. ¿Quieres saber cómo y por qué?

No dijo nada y ellos prosiguieron.

—No es nada personal —dijo Leonard.

—Quizás sí, un poco —añadió Cindy encogiendo sus hombros.

—Nuestro principal objetivo eras tú. Sólo tú.

—Pero buscándote encontramos oro —dijo la chica con un destello de ambición en sus ojos. —Arabella no nos quiso decir tu paradero, dijo que no sabía nada de ti desde la entrevista en EE.UU.

—¿Arabella los conocía?

Ellos negaron con la cabeza.

—Le pedimos a otra persona que averiguara.

—Y ella no cedió. Así que un día, de mera casualidad los vi. Juntos, hablando. Así que decidí seguirlos. Llamé a Leonard. Los seguimos durante unos  días, sólo queríamos tu paradero para una entrevista, pero entonces lo vimos. Vimos lo que había entre ustedes.

—Hacía muy poco habían publicado un artículo sobre una posible novia joven tuya y supimos que revelar su rostro nos aseguraría mucha más fama que la entrevista que habíamos planeado.

Paul tragó saliva pesadamente.

—¿Y si estaban tan decididos por qué me enviaron los sobres?

—Para hacerte sentir vulnerable, desesperado...Y traerte aquí. ¿Crees que pensamos irnos de aquí con los bolsillos vacío​s?

—Bien, entonces ¿quieren dinero a cambio de no publicar la identidad de Arabella?

—Depende de cuánto nos ofrezcas —se encogió de hombros Cindy.

Paul perdía la paciencia y sabía muy bien que aunque les ofreciera una gran suma ellos publicarían las fotos.

—¿Qué tal si les ofrezco no demandarlos por lo que están haciendo?

Ellos rieron.

—¿En serio nos vas a demandar? Eso es muy absurdo.

—Bueno, no lo creo. ¿De qué les servirá el dinero estando en la cárcel? Son varios cargos en su contra.

—¿Sí? ¿Cuáles?

—Invasión de propiedad, chantaje o amenaza...Incluso podría poner una orden de alejamiento en su contra y prohibirles que publiquen cualquier cosa relacionada a mí y quiénes me rodean. Tengo todas las pruebas en casa, una grabación de todo lo que acaban de declarar ahora y dos guardias afuera por si se les ocurre hacer algo estúpido. —Paul sonrió. —Creo que mi oferta es más buena.

Ellos se miraron.

Cindy negó con la cabeza.

—No puedes hacer eso.

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