Capítulo 2: Una Audiencia con la Reina

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Este capítulo está dedicado a Polillas, que ha creado la nueva y fantástica portada de la historia. Gracias a Aa456d por el consejo de las preguntas en el capítulo, creo que lo ayuda a entender todo mucho mejor e incluso me ha ayudado a decidirme a meter información que quería dejar para más adelante en el relato.

Cuando las siete llegaron al palacio de la reina, construido alrededor de los pétalos de una rosa que nunca envejecía, y también por dentro de esta, la reina no les hizo esperar. Las llamó directamente a la sala del trono, y al entrar, pidió que se fuesen todas, dejando únicamente con ella a Galatea y Felicia. Salaria, Magnolia, Escelia, Narcisa y Amalia las despidieron, algo preocupadas.

La reina se levantó de su trono, hecho de madera y decorado con gotas de rocío, bañado en pequeñas partículas de oro, mezclado con polvo de hadas, lo que le daba un aire majestuoso, sobre todo, considerando cómo podía utilizarlo la reina con ellas dos, después de todo lo que había pasado. Con temor en la voz, le contaron lo ocurrido.

—Interesante— Dijo la reina, con un tono que denotaba que estaba conteniendo la ira, el miedo, y la duda que habían surgido en ella —Dalia ha escapado, entregándole una energía desconocida para nosotras a la princesa, Felicia resulta ser un Hada Profetizadora con una varita espeluznante, y, lo más importante, el príncipe no tiene el mismo número de dones que la princesa— Concluyó, intentando mantener una calma que en verdad no sentía.

Galatea, algo cohibida por la reacción de la reina, carraspeó:

—Ejem... majestad, permitidme que le diga que en este momento, no es importante, por lo menos no lo más importante, el hecho de que el príncipe tenga un don menos, sino el hecho de que Dalia haya vuelto— dijo, estremeciéndose antes de girarse hacia Felicia —y el de que Felicia tenga el poder de un Hada Profetizadora, y ya haya dicho dos profecías que tienen que ver con la última profecía que dijo su antecesora en este puesto, mi abuela, hace setecientos cincuenta años, ¿no ve cómo la ha dejado decir dos profecías en un mismo día?

Felicia tenía las alas tan arrugadas que parecían pasas, el pelo cobrizo, recogido en dos complicadas trenzas, se le había soltado, y ahora, desordenado, saltaba por su cara, sus ojos marrones, caracterizados por el eterno brillo que tenían, se habían apagado. Pero, lo más preocupante de todo, fue que, con su rostro mortalmente pálido, se desmayó.

Entre Galatea y la reina, pusieron a Felicia en pie, para sentarla en el trono. Una vez allí, Galatea, que pensaba que Felicia había muerto y que la reina le iba a substraer su poder, se puso a llorar. Pero la majestuosa Rosa, Reina de las Hadas, simplemente levantó su varita, que era de cristal, con un rayo de luz retenido en su interior. Con la punta de su varita, mientras murmuraba algunas palabras, tocó el trono, que comenzó a brillar y a temblar.

—Verás, Galatea, las reinas tenemos nuestros secretos. Cuando un hada está tan exhausta, casi al borde de la muerte, la ponemos aquí y dejamos que se recomponga. Aunque no siempre funciona, y es un dato tan desconocido que la gran mayoría prefiere ir al Núcleo del Poder.

El polvo de hadas que en él había, se posó sobre el pecho de Felicia, en el lugar donde tenía el corazón, y el color volvió a su rostro. Las gotas de rocío se juntaron para bañar sus alas, que volvieron a ser tan lisas, transparentes, y flexibles como antes, y partículas de oro bañaron su cabello, que se recogió en una magnífica e imposible trenza, y en sus ojos, que, al abrirlos, volvían a tener ese brillo característico de las hadas. Se levantó del trono con dificultad, mareada, y, mirando a Rosa, le preguntó:

—¿Qué me ha pasado, qué hacía sentada en su trono majestad?

La reina le indicó por gestos que se quedase sentada, y Felicia tuvo que aceptar a regañadientes. La reina iba con su cabello rubio suelto, ondeando tras ella, al igual que su traje de un blanco inmaculado, andando por la habitación de arriba abajo. Sus ojos de un azul verdoso, demostraban preocupación cuando habló:

¿Otro Cuento de  Hadas? (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora