Capítulo 3: 18 Años

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Felicia despertó cuando la joven entró en su cuarto, abriéndole las cortinas de par en par. Sus risas y correteos, junto con la luz del sol, la sacaron de su sueño. Mientras se incorporaba, con un largo bostezo, miró a la joven que había frente a ella. La princesa Lidia la levantó de la cama, para que se acercase a la ventana y ver qué era lo que le había incitado a levantarla a esas horas.

Lo supo incluso antes de asomarse por la ventana, pues el ajetreo que se escuchaba en las calles ya le dio una idea. Efectivamente, estaban haciendo los preparativos para la fiesta de la semana siguiente, donde, durante el decimoctavo cumpleaños de sus dos ahijados, anunciarían la fecha de la boda. El hada sonrió, quería mostrarle a Lidia una felicidad que no sentía. La semana que viene, le quitarían sus poderes y sería una persona normal, mortal, y no volvería a ser hada, mucho menos el Hada Madrina de aquellos chicos con los que había establecido un fuerte vínculo. Dalia no había dado señales de vida durante todo ese tiempo, lo cual era demasiado preocupante.

Lidia se despidió de ella para ir a hacerse las medidas del vestido de boda. Felicia la miró, mientras le decía:

—Eres tonta. Sabes que yo podría haberte hecho un hermoso vestido para la boda. Con un simple gesto de mi varita lo tendrías ante ti, solo tienes que desearlo. Me hace mucha ilusión vestirte para la boda— Felicia le sonrió y le acarició el moreno cabello a la chica que había aprendido a querer como a una hija, mientras trataba de convencerla.

Lidia se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Su expresión fue cambiando a medida que hablaba para cambiar poco a poco de tema:

—Felicia, vas a hacerme un vestido para mi fiesta de cumpleaños, me diste un cachorro cuando me sentía sola de pequeña, me enseñaste a montar a caballo y muchas cosas más. No quiero aprovecharme más de ti. Pero tienes que decirme una cosa ¿podrías explicarme de una vez el significado del sueño que tengo desde que cumplí los tres años?— preguntó levantando la ceja izquierda en señal de espera e impaciencia.

Felicia se asustó. Sabía perfectamente de qué iba ese sueño. Fue ella la que habló con Lidia la primera vez que lo tuvo. No era un sueño, era un recuerdo de lo que ocurrió hacía ya casi dieciocho años. Lidia siempre se despertaba asustada, cuando en el sueño, la Energía Escarlata entraba por sus ojos. Felicia negó con la cabeza, ocultando el miedo que sentía:

—Lo siento Lidia, pero, por mucho que he investigado, no tengo ni idea de qué es esa Energía Escarlata, y también desconozco quién es esa Dalia que aparece en tu sueño. Ese ser oscuro existe solo en las leyendas— concluyó, flexionando los hombros.

Lidia asintió y se dirigió hacia la puerta. Cuando la cerró, Felicia soltó un largo suspiro. La reina Rosa le había prohibido hablar con cualquier humano sobre lo que había ocurrido con Dalia. Habían reescrito la memoria de todos los habitantes de ambos reinos, para que no tuviesen problemas al aceptar a Felicia como Hada Madrina de ambos príncipes, y también, para evitar el pánico general por la presencia amenazante de Dalia. Incluso habían manipulado la mente de los habitantes de los reinos vecinos para evitar cualquier desgracia. Por lo menos, eso es lo que dijo Rosa, porque tampoco se dio a entender del todo.

Cuando estuvo segura de que Lidia se hubo apartado de la puerta, sacó su varita y la agitó ante ella. Un escritorio lleno de libros y papeles apareció en mitad de la habitación. Se sentó ante él y empezó a leer de nuevo todo aquello, para ver si se le pasaba algo por alto. Algo que le explicase la ausencia de Dalia durante tanto tiempo.

Después de tres horas de incansable investigación, no encontró nada nuevo. Todos los libros de "Historia del Mundo de las Hadas", estaban sobre su mesa, al igual que el libro de la reina Rosa, "Los Secretos de La Magia Reina", y una colección de leyendas y relatos épicos, "Las Aventuras del Hado Acai". En el cajón, guardaba "Los Secretos de la Magia Negra". Todos esos libros le habían dado algún dato importante sobre Dalia, pero la mayoría de ellos ya los sabía por la charla que le dieron Galatea y Rosa el mismo día en que se decidió que sería Hada Madrina. Los libros que de verdad le habían mostrado algo desconocido sobre Dalia y la Energía Escarlata fueron "Los Secretos de la Magia Reina" y "Los Secretos de la Magia Negra". Los apuntes de las anteriores Hadas Profetizadoras que le habían pasado la reina y Galatea tampoco contaban gran cosa más que lo que ya sabía, explicado de una forma más extensa. Lo importante habían sido esos dos libros, que, juntos, formaban la colección "Los Secretos de toda Magia".

¿Otro Cuento de  Hadas? (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora