Nuevo comienzo

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Me subí en mis tacones Jimmy choo azules de esta temporada que compré en Otter, mi tienda preferida, hace dos días. Ya estaba lista, tenía el outfit perfecto, una apretada blusa de Miu Miu, jeans ajustados, tacones a la altura perfecta y mi cabello dorado perfectamente rizado que caía hasta mi cintura. Salí de mi habitación y comencé a bajar las escaleras, mi mamá estaba en el gran comedor comiendo una tostada integral con café negro sin azúcar, llevaba un fabuloso vestido negro que resaltaba su figura ejercitada, su pequeña cintura, su gran pecho bien proporcionado y sus estrechas caderas, también portaba un collar de perlas de millones de dólares y pendientes de diamantes, la sra. Fox era un mujer muy elegante y sofisticada, siempre llevaba accesorios costosos, ropa cara y se aplicaba los mejores perfumes. El sr. Fox no se quedaba atrás, traje negro de Marc Jacobs, zapatos en cuero muy fino, el rolex en su muñeca izquierda brillaba gracias a los diamantes incrustados, su cabello castaño claro estaba peinado hacia atrás delicadamente. Mi papá bebía chocolate con mucha azúcar y comía un gran pan con mantequilla, huevos revueltos, bacon, jugo de naranja, galletitas de queso y un trozo de pizza que sobró de la cena de ayer. Mis cuatro hermanos estaban en sus respectivos lugares desayunando lo mismo que papá, eran todos unos trogloditas. Me senté en mi silla y me serví un poco de jugo de naranja que estaba muy ácido.

- Pásame la mantequilla de maní.
- Dí las palabras mágicas -Dice de forma burlona Jack, el mayor de todos, hacia Max, quien rueda los ojos con desesperación y se estira para agarrar el pote de vidrio con mantequilla de maní, pero Jack se le adelanta, lo toma con sus manos y lo alza sobre su cabeza.
- ¡Mamá! -Grita Max, mi mamá levanta la cabeza y observa a Jack, luego a Max y niega con su cabeza de forma divertida.

- Par de estúpidos -Murmura mi papá con su boca llena de comida y con las comisuras de sus labios untadas de jalea de moras.
Los azulados ojos de mi padre se posaron sobre mí. - ¿Sólo comerás eso?
- Sí -Respondo y llevo el vaso a mis labios. Él se encoge de hombros y sigue comiendo. Minutos más tarde mis padres se van, no sin antes despedirse de todas y cada una de las personas que estaban en la casa, Georgiana, quien era el ama de llaves, Rob, el jardinero, Patrice, el cocinero, mis hermanos y yo.

Una vez mis padres se fueron me levanté de la mesa, me dirigí hacia el baño y lavé mis dientes.
Cuando terminé, agarré mi bolso y salí de la cocina, mis hermanos ya estaban dentro de sus respectivos coches, yo también salí de la casa. Caminé por el rocoso sendero para llegar hasta el gran garaje, pasé el jacuzzi, al cual invitaba a mis amigas cada fin semana después de tener una larga jornada de compras en el centro comercial. Finalmente llegué al garaje donde se encontraba mi auto, saqué las llaves y presioné el botón que tenía un candado abierto, desbloqueé las puertas e ingresé, encendí la radio y Fergalicious de Fergie inundó mi auto. Di reversa y salí del garaje, pocos segundos después ya me encontraba en la esquina de mi vecindario, observaba cada casa que pasaba, cada vez más grandes y ostentosas, como si entre vecinos compitieran por quién gastaba más dinero en la fachada de su casa, la casa de los Warner era gigantesca, de un color beige impecable, dos pisos y una gran terraza con una piscina y dos trampolines, una barbacoa y una mesa de billar, muy pocas veces veía al sr. Warner, supongo que siempre estaba trabajando, sin embargo, su esposa, la sra. Warner, sí que la veía, mamá asistía con ella a sus clases de equitación en el club privado al que van todas las familias que pueden pagarlo. La casa de los Stone no era para nada pequeña, estaba a unas cuantas manzanas del colegio, tenía una cerca eléctrica, un jardín con el césped lleno de flores silvestres y con un camino de piedras blancas que llevaban hacia una diminuta cascada con algunos pecesitos, la casa era de color púrpura claro y tenía tres plantas, una terraza con una gran piscina y un jacuzzi con capacidad hasta de seis personas.
Aparqué en el estacionamiento del instituto, varios estudiantes dejaban sus bicicletas atadas a los árboles. Bajé de mi auto y cerré la puerta, inmediatamente Sophie, Bonnie, Scarlette y Connor se acercaron a mí.

BRATTY GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora