Capítulo 8.

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Tras la fiesta Otaku decidí volver a mi dormitorio. Cuando llegué Yûki no estaba, pero esta vez no había dejado nota. Su cama estaba toda deshecha (Como de costumbre) en fin, que me senté en el sillón y me puse a ver la televisión, programas raros, noticias, dibujos para críos, y entonces ¡BUM! Encontré un canal en el que estaban dando One Piece, cosa que me hizo muy feliz. Era el episodio en el que contaban la historia de Sanji cuando era pequeño. No voy a mentir, lo había visto cientos de veces, pero oye, que aquel anime era de mis favoritos, no lo iba a pasar así porque sí. Tan tranquilo yo, viendo mi anime, cuando de repente se oye un golpe en el pasillo. Me asusté tanto que no pude evitar salir a mirar. Cuando abrí la puerta y me asomé, aluciné.

- Que me sueltes carbón, deja ya de molestarme.

- ¿Qué pasa? Debilucha.

- ¡PEDAZO DE SUBNORMAL!

- ¿Por qué no llamas al marginado de tu novio EH?

Pero qué estaban viendo mis ojos. El tío de siempre estaba agarrando a Kai y no la soltaba.

- ¡QUE ME DIGAS DÓNDE ESTÁ EL PARGUELA DE TU NOVIO!

- ¡NO LO SÉ DÉJAME EN PAZ!

- Estoy aquí mierdas, suelta a Kai ahora mismo o te juro que no vives para contarlo.

- Hombre pero si aquí estás, tú, te debo una paliza.

- ¿Ya has encontrado tu dignidad? Ah no, que no tienes.

- A mí no me vengas con chulerías EH, que te rebiento.

- Suelta a Kai y ya luego hablamos.

- ¿A esto? Claro, ahora mismo.

El tío se giró, soltó a Kai y luego volvió a mirarme, pero antes de que pudiera darse cuenta le di una patada en toda la cara y cayó al suelo, y una vez allí empecé a pegarle puñetazos.

- Todo esto por amenazar a Tôru, por tocar a Kai y por todo, ¡Subnormal!

Antes de que pudiera terminar con aquel tío mi novia me detuvo.

- ¡RYU BASTA! Lo vas a matar.

Me levanté, observé al capullo y estaba sangrando.

- Joder nos van a echar. Ryu joder.

- Me da igual, este hijo de puta se lo merecía.

Y entonces, mi profesora de dibujo apareció, al parecer alguien nos vio y se fue a avisar a los profesores.

- Ryu, vas a tener que dar muchas explicaciones sobre esto.

- Me da igual, este tío debería haber muerto.

Todos me miraron con cara de haber visto un fantasma y el cabron se levantó.

- Bien Ryu, has ganado, pero que sepas que esto no va a terminar...

-¡ESTO SÍ QUE VA A TERMINAR AQUÍ! ESTOY HARTA DE QUE SIEMPRE ESTÉIS IGUAL.

La profesora nos cogió a los dos y nos llevó al despacho del director, la habíamos cagado, pero mucho. Aunque yo me quedé muy a gusto.

Maldita concienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora