Capítulo 21.

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*Canción de One Piece sonando por toda la habitación*

Me lancé hacia delante, quedando sentado en la cama, con todas las mantas por el suelo del susto que me di y observé asqueado mi móvil, que se movía como un loco mientras me intentaba matar del susto.

- ¿Sí?

Dije vagamente mientras me rascaba el ojo con la mano izquierda.

- Ryu.

- Ajá...

Apoyé la cabeza en la mano libre y haciendo grandes esfuerzos escuché a la persona que estaba en la otra banda de la línea.

- ¿Tienes chocolate?

- Oye... ¿quién eres?

- Soy Tôru, baka.

- Ah, hostiaaaa...

Se me cerraron los ojos.

- Es que he pensado en hacer un pastel para la fiesta de Light y pues me falta el chocolate.

Del susto que me metí, me estampé la cabeza contra la pared.

- Ah...

- ¿Pero tienes chocolate?

- Algo así... creo... no sé...

- Vale, pues voy a ir a buscarlo.

- Ajá...

Colgó y me quedé frito sobre mi mano izquiera. El móvil terminó en el suelo. Media hora más tarde...

*Narra Marnie*

*Timbre*

- ¡Voy yo mamá!

- Vale hija...

Corrí a la puerta. Cuando abrí vi a Tôru con un montón de bolsas y sus gafas mejor colocadas que las mías, incluso. Me sequé las manos en el delantal.

- Buenos días Tôru.

- Hola Marnie. ¿Está Ryu? Venía a buscar una cosa...

- Sigue en la cama. ¿Qué necesitas?

- Es que en el único sitio que había abierto hoy no quedaba chocolate y necesito un poco para hacerle un pastel a mi hermano, ya sabes, la fiesta de esta noche. Me ha dicho antes que vosotros teniais.

- Er... no sé si quedará algo... pasa, pasa.

Cerré la puerta cuando el chaval entró y me acompañó a la cocina, después de saludar a mi madre. Me puse a trastear entre todos los cajones y finalmente, en uno de los más altos encontré un par de tabletas.

- Es negro. ¿Está bien?

- Claro, claro. Muchas gracias, entonces me voy que tengo bastante trabajo.

- ¿A las ocho en el local no?

- Sí. ¡Nos vemos!

- Oye, ¿quieres que te ayude con la tarta?

- Hombre, pues me iría muy bien.

Dejé el delantal en la mesa y me fui con Tôru a su apartamento para ayudarlo. Entramos y me quedé alucinada, estaba ordenado y limpio, no como el de Yûki y Ryu, ese daba asco.

- Vamos a ponernos a ello. Dime, ¿tienes el molde verdad?

- Sí, claro.

Sacó todos los ingredientes y comenzamos a seguir la receta de mi madre. Tôru vivía solo, decidió alquilar un apartamento individual, me contó que odiaba vivir acompañado, pues tarde o temprano la otra persona lo desordenaba todo y eso a él lo ponía histérico. Por fin alguien como yo.

- Dime, Tôru.

- Yes.

- ¿Vas a preparar algo más para la fiesta? Si es comida puedo ayudarte.

- Sí, tenía pensado en hacer una mesa de aperitivos y algo de sushi.

- Mira, ahora que tenemos el pastel en el horno, vamos a preparar algunos apreitivos y luego hacemos el sushi.

- Perfect.

Hizimos toda clase de aperitivos, desde tostadas hasta galletas. Cuando el pastel estuvo hecho, lo decoramos con un poco de lacasitos y luego preparamos sushi. En Estados Unidos toda esa comida era extraña, a ellos los sacabas de las hamburguesas y se perdían. Vale, no, no tan exagerado, pero disfrutaban otra clase de comida.

- ¡GENIAL YA ESTÁ TODO!

Sonreí al ver la alegría de Tôru y lo miré. Era bastante atractivo. Tenía un cabello castaño y corto como su hermano, unos ojos negros como el carbón; escondidos bajo sus gafas de montura negra, y una sonrisa que deslumbraría a cualquiera. Sí que era cierto que no era el chaval más guapo del mundo, pero no estaba para nada mal.

- Venga pues, vamos a escoger la música.

Había de todo en esa lista, incluso pusimos canciones de Anime. Me lo pasé muy bien con él esa mañana, pero al final me fui a casa, porque bueno, tenía que terminar la comida, que había dejado a medias.

- Mamá, ya he vuelto.

- ¿Cómo ha ido?

- Genial, hemos preparado ese pastel que inventaste tan rico, además de algo de sushi y aperitivos.

- Qué bien...

Tosió bastante fuerte y asomé la cabeza desde la cocina para verla. Estaba bien, bueno, relatívamente bien.

- ¿Quieres un poco de té con miel para la tos?

- No te preocupes hija, estoy bien.

Terminé el ramen y lo serví, entonces me acordé de algo. me apoyé en el marco de la puerta y miré a mi madre.

- Mamá, ¿aún no se ha levantado Ryu?

- No, sigue durmiendo como una marmota.

Sonrió y yo la miré curiosa. Salí al pasillo y cuando llegué al cuarto de Ryu, golpeé la puerta suavemente.

- ¿Ryu?

Sin respuesta. Di golpes un poco más fuertes.

- ¿Ryu?

Nada. Me harté y abrí la puerta con fuerzas. Con incredulidad, el capullo se movió un poco y me miró.

- ¿Uh?

- Levántate, tienes que vivir.

- Wake up you need to make money...

- ¿Pero qué dices?

- Una canción de Twenty One Pilots...

- Venga ya joder.

Hice de mi delantal una pelota y se lo lancé, pero no le llegó, se quedó a media habitación.

- Manca...

Apreté mis puños, andé cabreada hacia la ventana, subí la persiana con fuerzas y la abrí, después, destapé a Ryu.

- Ah... la luz...

- No eres un puto vampiro, vamos joder, la comida está hecha, además, esta tarde es la fiesta de Light.

Se levantó de golpe, se puso las zapatillas y con esfuerzos, se dirigió al comedor.

- Idiota...

Después de comer y hablar un poco nos empezamos a preparar para la fiesta. El local estaba un poco lejos de nuestra casa, así que salimos con tiempo. Mi madre se quedó en casa de la vecina, que era amiga suya. Aquella noche iba a ser genial.




Maldita concienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora