Capítulo 4: Una Infracción

256 14 0
                                    

Capítulo 4:
Una infracción

Aparté mi vista de Hunter. Instintivamente comencé a mover mis dedos de una forma bastante ridícula.

-¿No me quieres responder o siquiera mirar?

Desde el fondo de mi ser sentía una no muy común vergüenza. ¿Que se supone que le diría?.

Dile la verdad.

Mi maldito subconsciente a menudo me susurraba opciones bastante lógicas que ni en un millón de años se me hubiera ocurrido antes en mi estado nervioso.

-Pues si, si pienso que seas un Idiota.

Mis ojos hicieron una conexión con los suyos. Seguro no esperaba que repitiera algo que sus oídos se negaban a escuchar.

-¿Porqué insistes en decir que soy un Idiota? Ni siquiera me conoces.

Ruedo los ojos poniéndolos en blanco. ¡Por favor!

-No hace falta que "te conozca" -hago unas comillas con mis dedos- Tienes una gran fama de idiota que seguro no te ganaste por nada.

Hunter sonrió de esa forma en la que a muchas chicas les parecía atractivo. Y desgraciadamente debía admitir que fuera lo que fuese que hiciera para verse de esa manera al sonreír, podría funcionar en algún momento de debilidad.

-¿Sabes qué? Te daré la razón solo por esta noche, pero quiero que sepas que esta conversación todavía no ha acabado.

Asiento fingiendome molesta. Es ridículo.

-Te dejaré descansar Maya, hasta mañana-se despide mirándome suave. Cabe aclarar que no de una manera tierna pero sí reconfortante.

-Descansa tu también Hunter.

De esta forma se va cerrando la puerta tras de sí.
Sin embargo y a pesar del gran cansancio que cargaba en mi cuerpo, esa noche no pude dormir.

***
-¡Maya, despierta!

No había nada peor que oír esa voz tratando de despertarme.
Con desesperación tome una almohada y cubrí mi cabeza sin mirar a Hunter que, por supuesto, estaba mirándome desde el umbral de la puerta. Sabía que era el por su aroma tan particular y su buen timbre de voz.

-Despierta, hoy tienes que irte a casa.. Recuerda.

Que Hunter no me hubiese gritado por segunda vez me calmó bastante y no me malhumoro más. Con un intenso quejido me levante a regañadientes.

-¡Buenos días, Maya del Olímpo! -dice en tono burlón.

-Ya dejame, Hunter-digo golpeando su hombro izquierdo al pasar a su lado.

-Maya.. -volteo a verlo con un gesto de interrogante- Si te diriges al baño, esta por allá-dice apuntando una puerta al lado del closet.

Asiento frenéticamente y como un zombie me dirijo hasta allá.
Una vez dentro del sanitario decido tomar una ducha. Después de todo, la necesito de verdad.

Me visto y salgo de la habitación con dirección a la cocina. Hunter estaba con un gracioso mandil rojo cocinando algo en una sarten.

-¿Ese mandil te lo regalo tu madre también?

Hunter me mira molesto y no puedo evitar echarme a reír. Su gesto era para morirse.

-No me parece gracioso-espetó acercándome un plato- Come.

¿Y ahora que le sucedía?

Luego de darme el plato se fue dejándome sola. Tal vez le sucedía algo y estaba de mal humor por ello, o simplemente su generosidad y caballerosidad finalmente habían terminado.

Maldito RetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora