Vee

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En mi anterior mundo, si se puede llamar así, era esquizofrénica. Para quién la desconozca, es una enfermedad mental grave que afecta algunas funciones cerebrales tales como el pensamiento, la percepción, las emociones y la conducta.

Cuando recibí la carta de aceptación al programa me quedé perpleja. Quiero decir, debes estar "bien" de salud para poder entrar. Pero tal vez, la gente malinterpretó el significado de "salud" y ellos solo se referían a físicamente. No obstante, me da igual.

Hace veintisiete días que no tengo ningún ataque, ni voces, ni alucinaciones. Hubo una navidad que tampoco tuve síntomas de la enfermedad por doce días, después fue devastador.

Si este mundo tiene que ver algo, si gracias a que estoy aquí no tengo ataques, podría seguir toda mi vida en este rincón artificial. Desde que estoy aquí, sonrío.

Los centros comerciales de por aquí brillan por su ausencia. Hay un centro comercial, sí, pero mini.
Cuatro tiendas mal organizadas, dos puestos de refrigerio y una planta. No es para nada espectacular.

- Vee, ¿Te apetece ir a tomar algo? Esa cafetería tiene buena reputación.

- Está bien, ya hemos comprado todo lo que necesitábamos.

Buena reputación es un eufemismo en persona en esta ciudad. Porque si nos paramos a pensar, buena reputación tiene Marcie... y de buena tiene bien poco.

- ¿Te parece bien este lugar, Vee?

- Claro, aunque si prefieres podemos ir a los sofás.

- No, prefiero una silla, si me siento el sofá creo que me dormiré. - y se rió a carcajadas-

Nora tomó un café con leche y un croissant, yo una napolitana que iría directa a mis caderas pero me daba soberanamente igual. Amo el chocolate, cuando de pequeña tenía las crisis, mi abuela siempre me daba chocolate. "El chocolate te calmará cuando estés en los otros mundos. El dulce o el amargo por igual, los dos te proporcionarán un hilo con el mundo donde vivimos". Era la única persona en el mundo que me entendía, había sufrido como yo, tal vez no tan severamente, pero la esquizofrenia no le venía de nuevo. Ni mamá, ni papá, entendían mi comportamiento a veces, pero ella sí.

- Oye Vee... ¿Te puedo hacer una pregunta?

- Claro, dispara.

- ¿Cómo llevas lo de Scoot?

Personalmente lo llevo perfecto, para mi Scoot, es sólo un personaje literario. Algo que una autora se ha inventado y ha plasmado entre líneas y letras. Para Vee, era su primer amor y debía actuar como tal.

- Bien, tirando... ya sabes... algunos días son mejores que otros.

- Entiendo, si necesitas cualquier cosa Patch y yo estamos a tu disposición, lo sabes ¿No?

Asentí con la cabeza. Creo que Patch y Nora se sienten culpables. Ellos obtuvieron el regalo de que Patch pueda sentir el tacto de otro ser, y con ello son felices. Luego giran su cabeza, y me ven a mi, sola y -aparentemente- destrozada por la muerte de Scoot. Empiezo a sentirme culpable yo.

- ¿Tien~ alfo paneajo pada ejte verao?

- Nora, no hables con la boca llena que no se te entiende.

- Ciejto, lo siejto. -Hizo una pausa para tragarse el bocado enorme de croissant y continuó- ¿Tienes algo planeado para este verano?

- No se me pasa nada por la cabeza, pero igual ya da un poco igual... ya estamos por la mitad.

- ¿La mitad de qué?

- Del verano, ¿De qué va a ser? Estamos a 27.

- No, estamos a uno de junio, Vee. Mira... - me enseñó el calendario de su smartphone, efectivamente ponía uno de junio.-

Rápidamente busqué en mi bolso y abrí mi teléfono. Al observar el calendario, efectivamente, ponía uno de Junio. Eso era imposible, porque yo había llegado ese mismo día, y de eso, ya habían pasado 27 días. Pero mentí.

- Si tienes razón, no sé dónde vivo.... tantos deberes me están nublando a cabeza. -mentira- Tal vez mi teléfono se volvió loco esta mañana y puso que era 27. -mentira- Últimamente los aparatos fallan mucho. -mentira- Mejor olvidemos mi falta de inteligencia. -mentira-.

Desde que llegué aquí, habían pasado 27 días. Fue un uno de junio, por la tarde. Lo recuerdo perfectamente porque alguien estaba abrazado a mi en mi cama, y eso es imposible, porque yo odio el contacto físico con otras personas. Pero luego se esfumó, de hecho, no había ninguna prueba de que otra persona hubiera estado en esa habitación.

No obstante, desde que estoy aquí, decir mentiras se ha vuelto algo natural.





The Hush Hush machineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora