Vee 3

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Me desperté en mitad de la noche por culpa de un ruido que se fue aclarando a medida que mi mente se iba despejando. ¿Alguien lloraba?
Dirigí mi mirada a la cama de Marcie, pero no había nadie. Me giré y vi a Scott llorando contra la almohada.

Normalmente, cuando alguien lloraba me ponía muy histérica. Y probablemente acabaría en un ataque. Nunca supe la raíz de ese problema, pero desde que descubrí eso, dejé de mirar películas dramáticas.

Me quedé observando a Scott por varios minutos, él no parecía notar mi presencia. Había algo en su lloro, algo familiar, no entendía porque me resultaba tan cercano. Al final Scott me miró y sonrió. Fue la sonrisa más triste que he visto en mi vida, jamás. Mi cuerpo se movió por si solo y abracé a ese extraño que lloraba en la cama de al lado.

- ¿Te pareceré un estúpido, verdad?

- No creo que seas estúpido por llorar, la razón por la que lo hagas tal vez si lo es.

Me rodeó con sus brazos y una fragancia acarició mis fosas nasales. Jazmín.

En la casa de mis abuelos siempre había Jazmín. El jardín estaba rodeado de esa flor. En primavera y verano me sentaba entre medio de los arbustos y me sentía completamente en paz. Era como un santuario, mi santuario.

"- ¡Abuela! ¡El abuelo está haciendo cosas extrañas!

- ¿Qué ocurre, mi pequeño Jazmín?... ¡Oh, dios mío! ¡Patrick! No... por favor quédate conmigo... Patrick... por favor... sin ti yo no puedo... Patrick mi amor, te lo suplico abre los ojos... Patrick... ¡PATRICK!

- ¿Abuela...? ¿Por qué lloras?

- Patrick...

- ¿Abuela...?

- Pat...

- ¿Abuela por qué te has quedado dormida...? ¡Abuela despierta...! ¡Abuela por favor!

Alguien me oye... por favor que alguien me salve.

Mmmmm esta calidez... quiero quedarme así para siempre."

¿Cuándo me había dormido? Scott dormía a mi lado. Su brazo me rodeaba de una forma... protectora. Lo miré, su cara era de alguien que dormía pacíficamente, sin preocupaciones, sin remordimientos, sin nada. Y entonces volví a oler esa fragancia, jazmín. La colonia que usaba Scott debió despertar ese recuerdo. Vi morir a mis abuelos, cuando era una enana. Empecé ha alejarme del mundo poco depsués. Ahora entiendo muchas cosas; el miedo de que alguien pueda alejarse de mi; la imperiosa necesidad de huir cuando alguien lloraba; la solitud que tenía cuando contemplaba un jardín florecido. No me extraña que me volviera loca.

Scott me intrigaba. Lo observé durante lo que parecieron horas. Miraba sus pestañas, tan largas y hermosas, su fornido cuerpo, su pelo... sentía una atracción que rozaba lo estúpido y, a mi parecer, científicamente improbable.
Yo, una chica que se pasó toda su vida huyendo de las demás personas, ahora sentía la necesidad de permanecer abrazada a él, solo un poquito más. Entonces él abrió sus ojos.

- ¿Me quedé dormido?

- Sí, yo también me quedé dormida, pero me he despertado hace rato.

- ¿No te acuerdas de qué pasó?

- ¿Qué pasó cuando?

- Dijiste "Jazmín" y empezaste a llorar y decir que eso no había ocurrido. Realmente me asustaste. No sabía qué hacer, así que te abracé y entonces te quedaste dormida.

- Eso fue un ataque... yo fui ezquisofrénica.

Mientras le contaba a Scott toda mi vida, los ataques, el rechazo de mis padres, la muerte de mis abuelos, dejé de ser Vee. Esa calidez, ya la había experimentado. La seguridad y la confianza ciega que me transmitía era arrolladora. No titubeé, ni pensé que hacía mal contando todo. No mencioné nombres ni momentos exactos del pasado. Solo hablé, como todos aquellos psicólogos querían que hiciera. ¿La razón? Ni yo misma la conozco.

Cuando finalicé Scott me miró y me sonrió, pero esta vez era una sonrisa amable y no había rastro de tristesa.

Y lo besé.

Besarlo fue como acariciar los rayos del sol una mañana soleada. Todo en mi ser despertó y se tornó al igual que esos anuncios donde todo es de color de rosa.
Mi corazón latía frenéticamente mientras nuestras lenguas danzaban al ritmo de nuestras manos. El cuerpo de Scott era fornido, pero suave. Una contradicción que empecé a amar.

Scott paró en seco y me miró. En sus ojos veía deseo, su respiración rogaba por mi de nuevo. Pero no hizo ningún movimiento. Entonces lo comprendí buscaba mi aprobación. Y entonces sentí miedo.

- Scott... yo nunca... yo de verdad no soy lo que tu crees.

- ¿Qué creo...? -susurró mientras acariciaba mi pelo.

- Yo no... no...

- Shh, abrázame.

Me acurruqué a su lado. Mis labios se sentían entumecidos, nunca había besado a nadie.

- ¿Entonces tu también vienes de fuera?

Toda en mi se congeló. ¿Scott era como nosotraa?



The Hush Hush machineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora