Capítulo 8: Mi confidente, mi papá.

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Íbamos en el auto rojo de mi mamá al parque natural de la ciudad, todos íbamos deportivo, yo llevaba un short ligero blanco con una camiseta gris ajustada y deportivos negros, Haru iba todo de blanco (huy si muy puro el diablillo infantil ese) papá iba con una camiseta roja y un pantalón deportivo azul rey y deportivos blancos y mamá iba con una blusa negra muy ajustada y short de expandes por debajo de las rodilla que se le ajustaban a su cintura muy bien, iba linda. Mi papá llevaba muchas cosas de deportes, supuestamente para que jugáramos (si claro, querrá decir que me torturaría). Hoy era el último día que mi papá se quedaba en casa, solo podía hacerlo este fin de semana, a media noche tomaría de nuevo el avión para Estados Unidos, mi papá trabajaba en la bolsa de valores como consejero de inversiones, siempre calculador y estratega, según mi mamá, mi papá siempre a tenido talento para ese tipo de cosas y no me quejaba, eso hacía que tuviéramos una vida bastante cómoda pero... a veces desee que mi papá estuviera más tiempo en casa, pero ya no lo hago porque si lo hiciera ¡no hubiese conocido a Akane! Así que papá, bien hecho.

Bueno ando muy emotivo y no puedo evitarlo, mi papá solo viene de vez en vez así que, sigamos con mi vida. Luego de que llegamos, mi familia destacó mucho entre las personas, bueno, más que todo mi papá y mi mamá que nada más ver lo bien que se veían, les sacaban suspiros a más de uno/a ¡tarados vayan a desinflarse con una aguja SON MIS PADRES! Al principio fue incómodo pero luego ya no me importó ni un pimiento, eso sí, mi papá comenzó a jugar de todo conmigo mientras que Haru y mamá solo nos veían sentados, si jugamos con un balón de futbol americano, me lo encajó en el pecho, si era futbol europeo, me noqueó de un pelotazo ¡hasta jugamos mahjong y terminé comiendo piezas! Es que siempre pasaba, todo iba bien al principio y mi papá terminaba sobrepasándose por algo, de lo que no me di cuentas hasta un rato fue que nos alejamos mucho y ya no veíamos a casi nadie, donde estábamos estaba poco transitado.

-Akira... debemos hablar- me dijo serio mientras caminábamos ¡alerta, alerta! Condigo paternal, repito, código paternal –Haru me contó que sigues obsesionado con las violaciones ¿enserio no has superado lo de aquella serie?- me preguntó sorprendido y reído.

-¡No te rías!- me quejé y el soltó aquella irónica carcajada con toda la mala leche del mundo ¡¿era mi papá o mi enemigo?! –Sabes que ver eso me traumó- le dije avergonzado ¡y como no, fue horrible!

-Si y por eso te dije que no la vieras ¡era para mayores de dieciocho hijo! ¡DIECIOCHO! Pero noooo, tú y tu cabezota quisieron, ahora mira como quedaste, como un psicótico- me dijo divertido.

Ni que lo diga, todavía me acuerdo y me da escalofríos, tenía 11 años y quise meterme en mundo del anime, lo veía como un mundo increíblemente fascinante y bueno, yo de tonto, solo, compré una serie toda horrible que ni siquiera me acuerdo de cómo se llamaba o de que trataba, lo único que recuerdo es que al primer episodio violaron a una chica, solo se escuchaban los gritos de ella y las risas de los tipos con una música horrible, pero yo, con 11, una mente muy imaginativa y con toda la inocencia del mundo ¡me lo imaginé todo! Duré cuatro días sin dormir y una semana teniendo pesadillas, así tuve ese trauma y bueno, ahora cuando estoy o muy enojado o muy asustado, como ya vieron, hablo de violaciones, sip, mi papá tiene razón.

-Lo sé, lo sé, pero al menos solo lo digo en casos extremos- le dije avergonzado, al punto que me rasqué la cabeza nervioso, no me gustaba pensar en eso.

-Si pero aún así deberías de quitarte esa maña enfermiza, imagínate lo que diría la chica que te guste cuando le sueltes algo así... que horrible- me dijo serio con el ceño fruncido... puede... puede parecer un tontería pero, jamás pensé en eso, si Akane se diera cuenta... ¡NO, primero muerto que soltarle algo así a Akane! Tengo que quitarme eso, como sea –Hablando de otra cosa ¿Cómo es ella?- me preguntó.

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