Capítulo 9: Funeral a los caídos... un recuerdo de papá.

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El cielo estaba nublado, ha estado así desde hace días, desde que supimos la noticia, estábamos en el cementerio, todos reunidos, las personas más cercanas a papá, mi mamá, Haru... mis amigos, Akane... incluso Shun, muchos lloraban, lo querían mucho, otros estaban cabizbajos, pero yo... yo solo podía ver el entierro de mi papá con la frente en alto, no podía llorar, no debía, se que llorar alivia el alma, es uno de mis consejos, pero hoy no, no puedo, debo ser fuerte por mi familia, que se derrumba entre las lágrimas del dolor, yo debo ser el ancla que mantenga a la familia unida, sin papá aquí... es ahora mi deber. Papá murió en un accidente de avión, el avión en el que iba para Estados Unidos tuvo una falla y cayó al mar, murieron todos los pasajeros y el personal... y mi papá con ellos, todos los familiares decidieron que todos haría hoy el funeral... tres días después de lo sucedido, funeral a los caídos, todos los funerales serían a la misma hora, en el mismo momento, como fuera.

La partida de alguien, alguien a quien quisiste mucho, siempre muestra lo efímera e instantánea que es la vida, como en un abrir y cerrar de ojos puede terminar, así estés en tu peor o mejor momento, a veces nos preocupamos demasiado por la muerte y a cambio dejamos de vivir, a veces es al revés, te preocupas tanto en vivir que terminas dándote cuenta a la hora de morir, que no supiste valorar tu vida y ahora mueres de la peor forma, por suerte, mi papá no pasó por ninguna de las dos, él siempre estuvo pendiente de todo, equilibrándolo, disfrutando todo al máximo y estoy seguro... de que no se arrepintió de nada que hizo en su vida antes de morir.

El funeral terminó, todos pasaban a dar el pésame a la familia, todos pasaban mientras mi hermano y mi mamá lloraban desconsolados, yo solo sonreía un poco. Hasta Shun me dio el pésame, se lo permití, después de todo, no estoy para peleas, me duele mucho como para meterme en algo así.

Llegó la tarde, ese mismo día el albacea daría el testamento de mi papá ¿vieron? Tenia razón, el siempre piensa en todo. Cuando llegamos a casa, Haru solo caminó a su cuarto y se encerró, mi mamá se quedó estática en la sala, con la mirada perdida viendo la foto de papá que estaba en su pequeño puesto negro, de recuerdo de luto, yo fui a preparar algo de café para mamá, luego de que se lo llevé, me le quedé viendo para asegurarme de que estaba bien.

-Hijo...- dijo con su voz entre cortada -¿Estás bien?- me preguntó mientras me miraba preocupada, yo solo le sonreí.

-Si lo estoy, mejor que nunca- le dije, entonces sentí un giro brusco de mi cara seguido por un ardor en la mejilla, me dio una cachetada.

-¡¿Cómo puedes decir eso?!- me gritó horroriza –Tu papá murió ¡y tu solo sonríes!- me gritó.

-Lo siento- solo puede decir, entonces recibí otra cachetada.

-¡No mientas, no te quiero ver LARGATE!- me gritó fuera de sí, yo solo la vi y me fui a mi cuarto... a dormir un poco.

".... Iba por la calle, todo estaba negro, solo se veían las líneas blancas de las cosas, mostrándome que estaba en la calle, vi que mi papá estaba a lo lejos y me alegré, lo tenía conmigo.

Comencé a correr desesperado para alcanzarle pero.

-¡AH!- grité adolorido deteniéndome en seco, vi mi pierna derecha, estaba agrietada... yo era de cristal, un cristal muy frágil.

Me di cuenta de que mi papá se marchaba y me desesperé, en cuando di mi siguiente paso corriendo, mi pierda izquierda se rompió del todo y caí al piso sintiendo el infierno en mi piel a agrietarme por ser de cristal, me arrastré deseoso de alcanzarlo, no me importó si quiera que al hacerlo, mi cuerpo se rompiera poco a poco, siendo un dolo abominable, cuando por fin llegué a sus talones el solo me veía sonriente.

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