You, My Best Memory

Nueve

El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, lloré hasta quedarme profundamente dormida... No lograba comprender como en cuestión de minutos mi vida cambio tan drásticamente, no sé si mi vida cambio para bien, o para mal, pero lo que sí sé...Es que nada volverá a ser como antes.

Estos chicos son muy extraños, no entiendo ¿Para qué me trajeron aquí? ¿Qué quieren de mí?

Desperté sudando frío y con la respiración agitada, mientras dormía tuve una horrible pesadilla, Dios, parecía tan real...

Ryan y Mónica caminaban hacia mi casa, probablemente a eso de las diez treinta am. Cuando estaban en la puerta un grito desgarrador inundo la casa, este provenía de mi madre. Ryan abrió la puerta a toda velocidad y entró corriendo junto con Mónica, mi madre se hallaba en mi habitación.

Al entrar, Ryan logró ver a mi madre de rodillas junto a mi cama, en su mano temblorosa sostenía un sobre blanco, Ryan se acercó a mi madre y la ayudo a levantarse, esta temblaba y lloraba frenéticamente

-Mamá, ¿Qué sucedió?- Preguntó Ryan, con la mirada comenzó a buscar algo, o alguien-¿Dónde está Rouse?-

Mi madre emitió un chillido de dolor al escuchar mi nombre y cayó al suelo de nuevo, Ryan se mostró aún más preocupado y no pudo reaccionar, Mónica corrió a socorrer a mi madre y logró ponerla en pie de nuevo, ella miró a Ryan con lágrimas en los ojos y a duras penas le entrego el sobre que aún sostenía.

Ryan lo abrió y desdobló el trozo papel, justo allí, en letras carmesí estaba un perturbador escrito

"Zathny Hart, has cometido un gran error al meterte conmigo, ahora tu querida Rouse me pertenece a mí, y solo a mí. Tus intentos por recuperarla serán en vano, pues tu querida hija ahora esta donde debe estar. No te queda mucho tiempo mi querida Zathny, mejor corre, pero no te escondas, cuando menos lo esperes, también iré por ti..."

Mamá no aguanto un segundo más y rompió en llanto de nuevo, Ryan tenía los ojos en blanco, y lágrimas ya resbalaban por sus mejillas, Mónica, quien también leyó la carta, comenzó a llorar.

En ese momento la puerta de la habitación se cerró de un golpe y tras las paredes las sombras comenzaron a hacer su aparición... una tras otra, recitando al unísono la misma frase.

Alarmados por salir de allí Ryan intento romper una de las ventanas, pero no lo consiguió.

Gritos desgarradores, risas con macabra inocencia y susurros inundaron rápidamente la habitación. Preparando así la llegada del Señor del infierno.

Pasó tras paso, quedó tan solo a centímetros de mamá, Ryan y Mónica observaban con horror como el infierno mismo se desataba en carne propia, las macabras risas, gritos y susurros de aquéllas sombras pararon en seco al estar a la presencia del Señor del infierno, recitando nuevamente la misma frase desde un pequeño susurro, hasta el más grande de los gritos. "He Comes"

Los tres presentes quienes estaban al punto del delirio cayeron rendidos al suelo, Él Señor poso su mano en la barbilla de mamá, esbozo la sonrisa más macabra vista alguna vez y sin más preámbulo, estaba decidido a terminar lo que ya había iniciado.

-Te he dicho que comenzaras a correr ¿No es así?- Dijo Él fingiendo inocencia, mamá no pronunciaba palabra alguna- ¿No es así?- Repitió sin obtener respuesta alguna-De acuerdo, no vas a responder, intentemos otra... Cosa...- Dijo Él con una lobuna sonrisa de oreja a oreja.

Sus grandes ojos carmesí iluminaron pronto la habitación, su mirada fija a los ojos de mamá, en ese momento ella soltó el grito más desgarrador que hasta un sordo oiría, sus ojos se mostraron blancos al igual que su piel, como si un arnés la sostuviera esta comenzó a levitar y de inmediato cayó al suelo, estaba fría, su piel pálida y sin una sola pizca de vida, Ryan y Mónica observaban con horros aquélla perturbadora escena.

-Tú, también acompañaras a tu madre a pagar sus deudas en el infierno...Y tú.- dijo señalando a Mónica.- Eres una verdadera zorra, veo que aprendiste bien de Zathny. Vendrás conmigo y servirás y complacerás todos y cada uno de mis deseos, de ahora en adelante, te expondré a las más crueles torturas y perversiones que nunca han pasado por la mente humana... ¿No estas feliz de ser mi sumisa?... - Los ojos de Mónica estaban en blanco, la chica lloraba cual regadera.- Bien, veo que no te alegran mucho mis condiciones, bueno... Se me hace tarde, mejor terminaré rápido lo que comencé.

Dicho esto, chasqueó sus dedos, arrancándoles así el alma a mi hermano y su novia en cuestión de segundos, Él señor del Infierno finalmente había logrado cumplir su objetivo prometido desde hace dieciocho largos años... Finalmente complacido, Él señor se esfumó de la habitación, convirtiéndose en un denso humo oscuro, llevándose consigo tres almas y cuerpos listos para comenzar con su eterna tortura.

No lograba comprender aquélla extraña pesadilla, sería solo un mal sueño ¿O acaso más que una simple visión?... No lo sé, solo espero que para mi familia haya paz, deseo que así sea eternamente para ellos.

No lo creo querida, me encargaré de que no sea así...