Akim me acompañó lo más que pudo a mi aldea, insistió también en irme a dejar hasta mi propia casa pero tuve que rogarle que no lo hiciera. El afirmaba que los perros no lo descubririan pero yo no me quería arriesgar, eso y que me molestaba que se expresará de mi manada de esa forma. Por suerte en esta ocasión no me había encontrado con Astrid, aunque algo me decía que ella no estaba lejos.
Entre a casa, intentando hacer el menor ruido posible, pero por supuesto, con mi suerte logre absolutamente lo contrario.-Tardaste mucho, Czarina.- Me reprendió Gena, saliendo de su habitación. Se notaba a leguas que no había dormida casi nada.
-Perdóname, Gena. No quería tardar, eso solo que...
-Es solo que la cama del Vurdalak necesitaba mantenerse caliente.- Me Interrumpió, provocando que mis ojos se humedecieron con su acusación.
-No me acosté con él si es lo que insinúas, Gena. Y aunque lo hubiese hecho, no es tú problema, él es mi mate.- Estaba realmente enfadada y dolida por las palabras de Gena, ella sabía lo personal que eran para mi las acusaciones de ese tipo.
Todas se derivaban de los rumores que hace unos meses se decían de mi en la manada, me esforcé mucho para cesarlos, aunque Astrid no me dejaba olvidarlo.
-No era mi intención, Czarina.- Susurro Gena, recordando tal vez lo sucedió, trato de acercarse a mi, pero solo consiguió que me alejara más.
-Por supuesto que lo era.- Sentí mi mejilla fría por el viento que choco contra la humedad de mis lágrimas. Me sentí muy débil. Pues sabía que nunca me dejaría de importar por completo.
Sin decir ni una palabra más, me aleje al campo, para comenzar mis tareas pues el Alpha Oleg regresaba esta misma noche.
-¡Nina!.- Le llamé, ella estaba hablando con Jildred y Feid. Todas tenían una expresión preocupada en sus rostros.
-Czarina, dioses. Ven, escucha. Un guardia le dijo a Feid que un Vurdalak esta acechando nuestra aldea.
Mis ojos se abrieron desmesuradamente y mi respiración comenzó a hacerse irregular.
-¿Qué?.- Fue lo único que pude decir, sentía mi boca seca y mi corazón latir con prisa.
-Como lo oyes.- Continuó Jildred.- Garsnak dijo que quizá ande en busca de una de nosotras. Todas sabemos lo que les encanta llevarse a las cachorras de las manadas.
-Por favor, no se asusten. Saben perfectamente que nuestros machos dicen eso con la esperanza de que calentemos sus camas. Pues todas sabemos que los Vurdalak sólo se llevan a hembras castas.- Expreso Deily acercandose a nosotras con una sonrisa.
-No está de más tener cuidado, Deily.- Argumento Nina.
Y no tardaron en llegar muchos susurros que concordaron con Nina.
-Cierto Nina, pero tranquilas cachorras. Solo no se dejen convencer de ningún macho en calor. Ellos se aprovecharan de él supuesto Vurdalak acechante.- Por supuesto no pudo faltar la risa sarcástica de Deily.
Ella me agradaba, era muy ruda y bastante valiente.
-Muy bien, ya escucharon.- Exclame, atrayendo la atención de todas.- Ahora a preparar todo para la llegada de nuestro Alpha y su Luna.
Rápidamente todas regresaron a hacer sus labores. Mientras que yo me tragaba el nudo que tenia en la garganta.
Hablaría con Akim, el necesitaba tener más cuidado.
Si íbamos a continuar, tendríamos que ser más precavidos pues el castigo por traicionar a tu manada era la muerte.
Y yo no podía dejar que eso sucediese, Akim ya era una parte de mi. Una parte que mi loba rugía porque fuese totalmente completada.
No pude evitar sonrojarme ante mi pensamiento, era increíble. Quería un cachorro.
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Czarina tiene un Secreto
Lupi mannariTraición. En esa palabra se basaba mi vida. Traición a mi manada. Traición a mi Alpha. Mi único delito fue enamorarme. Pero lo pagaría mil veces. 3er libro de La Mujer del Alpha. Novela creada el 7 de Septiembre del 2015