Capítulo 1.

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Vaya... ¿Nico acaba de decir que estuvo enamorado de mí o Hera ha vuelto meter cosas en mi cabeza? Confieso que eso no me lo esperaba... pero gracias a los dioses que me lo ha contado y espero que Afrodita sea generosa con él, se lo merece.

Hablando de la diosa del amor, espero que haya tenido suficiente tragedia romántica para siglos. Sólo quiero disfrutar de un poco de tranquilidad con Annabeth... Dioses... Annabeth. ¡Acaba de hacerme el semidios más feliz del mundo entero y sigo sin creérmelo! Se mudará a New York para acabar allí nuestro último año de Instituto... oh... tengo que decírselo a mi madre. Y luego Nueva Roma, cuatro años de total paz... Cualquier mortal no lo valoraría pero para mí sería un sueño hecho realidad...

Un chasquido de dedos me sacó de mi ensoñación.
-¿Percy?- era Annabeth. Aun seguía llevando la ropa de la batalla pero no podía estar más guapa. Le brillaban los ojos. No me lo pensé dos veces y la abracé fuertemente.

-¿Te he dicho ya lo mucho que te quiero listilla?- le susurré en el oído.

-Mmmm... Qué va.- dijo mordiéndose el labio mientras nos separábamos.

-Te quiero.- entonces, bruscamente tiró del cuello de mi camiseta y acercó nuestros rostros.

-Yo también te quiero no lo olvides.- había probado mil veces sus labios pero todavía sentía cómo mi cerebro se derretía con cada beso.

La intensidad de éste fue aumentando, estaba cargado de desesperación, alivio y sobre todo esperanza. Al fin sentíamos que nuestra historia acababa de empezar.

De repente, un carraspeó nos separó.

-Esto... chicos... Siento ser yo el que siempre os interrumpe pero la quema de los sudarios va a comenzar.

-No pasa nada, Frank. Gracias por avisarnos.- le respondí mientras le daba una palmada en su hombro.

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Tras la quema de los sudarios, la fogata se había quedado en silencio. Ninguno de nosotros había mencionado a Leo, tampoco habíamos quemado su sudario. Seguíamos sin creer que se haya ido y sé que todos teníamos la corazonada de que seguía con vida.

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Antes de volver a nuestras cabañas, Annabeth y yo nos quedamos observando las estrellas. El reflejo de la mirada de Annabeth reflejaba una profunda tristeza.

-Percy... muchas personas han muerto por nosotros...

-Shhh, tranquila. - me acerqué a ella y la abracé por su espalda y apoyé mi barbilla en su hombro. -Yo tampoco puedo parar de pensar en todas ellas pero sé que querrían que siguiéramos adelante... y eso es lo que vamos a hacer, listilla. Su sacrificio no será en vano. Te prometo que haré todo lo posible para facilitar la vida de los semidioses. No más guerras... - dije con la voz quebrada.

Annabeth se giró y me miró a los ojos.

-Ya es hora de dejarse llevar, ¿no?- musitó débilmente. Una lágrima recorría su mejilla, acerqué mi pulgar y se la limpié. Junté nuestras frentes y alcé su mentón.

-Haremos que todo el dolor merezca la pena, te lo juro por el río Estigio.

Un rayo estalló en la lejanía y mi promesa quedó cerrada.

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Dedicado a @freegirl2201 @albita934 @Danyespejo @keniasant @AndreaValeria666 @maggieh22 @cyntiabeth

Mil gracias por apoyar la idea de escribir esta historia! ^^ ♡

Hola queridos semidioses! Nuevo percabeth, espero que lo disfrutéis!
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Ya es hora de dejarse llevar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora