Una leve taquicardia me ha tomado en mitad de la noche, hace ya algún tiempo que empezaron, a veces me preocupan, a veces solo las ignoro, y la de esta noche simplemente me ha dado por ansiarla y querer sentirla un poco más fuerte.
Ayer ya hace un mes de que el mundo dio un giro de trescientos sesenta grados dentro de mi cabeza, todo parece estar como siempre, todo parece fluir normalmente, pero en mi interior yo sé que no es así, cuando todo el tiempo hay tantas cosas que me recuerdan a ti.
Observo a la gente, el transcurrir del día, las hermosas facetas del cielo siempre en movimiento, observo los rostros de mis seres queridos, sonrisas fingidas entre labios partidos, conversaciones inútiles, todos aguardan por el olvido sin sentido, risotadas que parecen alaridos, preguntas vanales, ocupándose en cosas estúpidas, cubriendo la realidad con espinas que sin darse cuenta más se entierran, más lastiman.
Mirar todo este teatro me da náuseas, respirando hipocresía por todos lados, taquicardias que me enloquecen cuando hay más de unos cuantos.
Y empieza mi acto, estoy acabada; la ansiedad invade lentamente, primero una inconformidad interna, después, movimiento de pies, alternando; mira tus manos, ¿por qué no juegas con ellas un poco?; han dicho algo que te enoja, MIERDA, pones los ojos en blanco, ahora solo quieres huir; un poco de dolor entre tus dedos, se te ha salido de control; ¿qué tan bien te sientes apretando de esa forma tu piel, haciendo tus dedos sangrar, rascando con esa fuerza, qué quieres lograr?.
Taquicardia...
En mitad de la noche, en mitad del día, en una multitud, en soledad, en lugares donde recuerdas lo bien que solías estar.
Todos aguardan por el olvido sin sentido, pero he aquí la excepción, yo jamás te podré olvidar.
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Mañana será otro día
AcakPensamientos y palabrería de una chica que hace mucho tiempo olvidó que la vida es eso que pasa todos los días y a sus 20 años aún no encuentra su lugar en este mundo.