Y es que no tenía miedo de caer y romperse,
no le importaba saltar de aquel edificio sin tener alas para volar,
no tenía miedo de hundirse en la marea sin saber nadar,
así era ella, un alma segura, firme, indestructible,
o eso pensaba ella...
aquella soñadora invencible,
ahora se revuelca en un torrente de infinitas lágrimas y decisiones equivocadas,
y mira lo increíble,
en medio de su llanto y sus cabellos largos una sonrisa insípida,
no se arrepiente de nada.
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Mañana será otro día
AcakPensamientos y palabrería de una chica que hace mucho tiempo olvidó que la vida es eso que pasa todos los días y a sus 20 años aún no encuentra su lugar en este mundo.