Cuando bajo del autobús me encuentro a David. Ya sus heridas estaban sanando, se ve tan guapo como siempre con sus características gafas y camisetas a cuadros.
-¿Son idea mías o me estabas esperando?-dije en tono burlón.
-Tal vez- dice siguiéndome la corriente- ¿Cómo amaneces?
-Bien, supongo. Tengo una propuesta.
-Soy todo oídos.
-Dentro de unas semanas es el cumpleaños de uno de mis hermanos. Haremos un pequeño compartir, ¿te animas?
-Me encantaría. No quiero sonar como si estuviese desesperado pero...
-¿Pero?
-¿Me... Me darías tu número? Digo, solo para avisarte cuando llegue.
No puedo evitar reírme. Lo dice de una manera tan tierna que me sorprende.
-A veces pienso que no eres real-digo entre risas-.
-Yo también pienso que te estoy imaginando.
Siento que me sonrojo. Así que intento actuar lo más normal que puedo.
-Como sea, tenemos que ir a clases.
Los dos íbamos llegando a la entrada. Ver David con esa luz tan particular de las mañanas, era como ver a un ángel. Sus ojos se destacaban por el aumento de sus gafas. Él no es perfecto, él no es como los chicos que suelo leer; él es real. Dios, lo amaba tanto que me dolía.
Estaba tan concentrada pensando que no me di cuenta que Johan estaba al frente de mi casillero.
-Pero miren nada mas, ¿están listo?
-Oh vamos, cállate de una maldita vez-respondo-.
-Creo que no estas en posición de hablarme así, ¿ya le contaste de tus primeros años aquí?
-No tengo nada que contar-digo en tono arrogante-.
-¿No te han dicho que es malo guardar secretos?-se acerca a mi-.
-¿De qué esta hablando, Madison?
-De nada-digo sin mirarlo-.
-Vamos cariño, no le ocultes cosas a tu amiguito- este sonríe-.
-¿Madison de qué esta hablando a Johan?- dice perplejo-.
-¡De nada!-Grito-.
Salgo corriendo. Me repito una y otra vez que no debo llorar, no delante de esas personas. Entre en uno de los cubículos del baño y comienzo a llorar, todos eso recuerdos vienen a mi, recuerdos que pensé que ya había superado.
Intento calmarme, seco mis ojos y salgo al no escuchar a nadie. Mi delineador se corrio, parezco un mapache.
Tomo mi maquillaje me comienzo a decir a mi misma "Todo esta bien. Ellos son unos idiotas. No permitas que esto te afecte".
Salgo como si nada pasara, nadie se tiene que enterar que estoy mal.
Cuando entro a clases la profesora se me queda mirando y dice:
-Un poco tarde, señorita Rose.
-Lo siento.
-¿Por qué llega cinco minutos tarde?-No respondo-Que no vuelva pasar-dice de manera muy severa-.
Cuando me siento David me pasa una nota que dice:
"Por favor... necesito una explicación".