¿Todo bien?

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¿Existe algo peor que los lunes por la mañana? Si, tener matemáticas a primera hora, sumamos eso y el resultado es desalentador.

Hey-dice David- Pon atención.

-Eso hago-digo de mal humor-.

Siendo sincera no odio esta materia, simplemente no es una de mis favoritas.

Después de una larga clase de lo importante que son los número en nuestra vida suena la campana que indica la hora del almuerzo.

-¿Entendiste algo?- me pregunta David-

-Si...

-¿No entendiste nada, cierto?- pone una sonrisa-.

-No es mi fuerte todo eso de los números.

-Bueno, no te culpo yo tampoco comprendí nada.

-Bienvenido a mi mundo.

El día paso bastante rápido, quizás cuando estamos con las personas que queremos el tiempo se pone en nuestra contra.

***********

-¿Maddie?- dice mientras toma mi mano- ¿Cuánto tiempo es para siempre?

-No lo sé, todo depende de que para siempre quieras.

-El que dura toda la vida.

-Ese es casi imposible de conseguir.

-Pues yo creo que quizá te quiera por siempre.

-Eso es mucho tiempo-.

-¿Y qué pasa?-dice mientras me pone al frente de él-.

-No sabemos ni que pasará mañana y tu me dices que me amaras por siempre, eso no es posible.

-Solo es imposible si lo crees.

-Como tu digas- lo beso en la mejilla-.

Cuando estamos llegando a mi casa noto que el auto de mi padre esta estacionado. Me puse muy tensa tanto que creo que lastime a David con mis uñas.

-¿Pasa algo Maddie?-no respondo- ¿Qué sucede?

-Mi padre esta en la casa.

-Oh que bueno, ya lo quiero cono...

-¡No!-grito furiosa- Vete a tu casa, hablamos luego.

-¿Por qué no quieres que tu padre me conozca?

-Vete David, por favor.

Veo la confusión que hay en sus ojos y siento un poco de lastima por el. Al abrir la puerta puedo observar a mi padre sentado en el sofá. Cuando se da cuenta de mi presencia se levanta.

-Madison-dice mientras me da un abrazo- Hija... mira como haz crecido.

-¿Qué haces aquí?

-¿Acaso un padre no puede visitar a sus dos hijos?

-Como si te importáramos.

-¡Madison!- grita mi madre-.

-¿Quieres que sea cortes mamá?- digo sarcástica-.

-Mercedes yo me encargo- dice mientras me da otro abrazo que enseguida rechazo-.

-Ya sabes que Robert y yo estamos bien, ahora te puedes ir.

-Soy tu padre no puedes tratarme de esa mane...

-¿Mi padre?- me burlo- Ya se la verdad PADRE o ¿debería llamarte Peter?

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora