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TRIS

Camino de un lado a otro en nuestra celda en la sede de Erudición, sus palabras resonaban en mi mente: Mi nombre será Edith Prior, y hay mucho que de lo que me siento feliz de olvidar.
-¿Así que nunca la has visto antes? ¿Ni siquiera en fotos? -dice Christina, su pierna herida apoyada en una almohada. Ella recibió un disparo durante nuestro desesperado intento de revelar el video de Edith Prior a nuestra ciudad. En el momento en el cual no teníamos idea de lo que decía, o que rompería el fundamento de nuestras creencias, las
facciones, nuestras identidades-. ¿Es una abuela o una tía o algo así?
-

Te dije, no -digo, dándome vuelta cuando llego a la pared-. Prior es... fue el nombre de mi padre, por lo que tendría que ser del lado de su familia. Pero Edith es un nombre Abnegación, y los familiares de mi padre tienen que haber sido Sabiduría, así que...
-Así que ella tiene que ser más vieja -dice Cara, apoyando su cabeza contra la pared. Desde este ángulo ella se ve igual que su hermano. Will, mi amigo, al que le disparé. Luego se endereza, y el fantasma de él se ha ido-. Un par de generaciones atrás. Un antepasado.-Antepasado. -La palabra se siente vieja dentro de mí, como ruinas de ladrillo. Toco una de las paredes de la celda mientras me doy la vuelta. El panel es frío y blanco.
Mi antepasado, y esta es la herencia que me pasó: libertad de las facciones, y el conocimiento que mi identidad Divergente es más importante de lo que podría haber sabido. Mi existencia es una señal de que tenemos que salir de esta ciudad y ofrecer nuestra ayuda para todo aquel que está fuera.
-Quiero saber -dice Cara, pasándose la mano por la cara-. Necesito saber cuánto tiempo hemos estado aquí. ¿Dejarías de pasear por un minuto?
Me detengo en el centro de la celda y levanto mis cejas a ella.
-Lo siento -murmura.
-Está bien -dice Christina-. Hemos estado aquí demasiado tiempo.
Han pasado días desde que Evelyn dominó el caos en el vestíbulo de la
sede de Erudición con unos pocos comandos cortos y tenía todos los
prisioneros empujados en las celdas de la tercera planta. Una mujer Sin
Facción se acercó a cuidar nuestras heridas y distribuir analgésicos, hemos comido y duchado varias veces, pero nadie nos ha dicho lo que está pasando afuera. No importa con cuánta fuerza he preguntado.
-Pensé que Tobias ya habría venido -digo, dejándome caer en la orilla de mi cama-. ¿Dónde está?
-A lo mejor todavía está enojado porque le mentiste y trabajaste a sus
espaldas con su padre -dice Cara.
La miro.
-Cuatro no sería tan mezquino -dice Christina, ya sea para castigar a Cara o para tranquilizarme, no estoy segura-. Probablemente algo está pasando que lo está manteniendo alejado. Él te dijo que confiaras en él.
En medio del caos, cuando todo el mundo estaba gritando y los Sin Facción estaban tratando de empujarnos hacia las escaleras, envolví mis dedos en el borde de su camisa para no perderlo. Él tomó mis muñecas en sus manos y me empujó, y estas fueron las palabras que me dijo: Confía en mí. Ve a donde te dicen.
-Lo estoy intentando -digo y es verdad. Estoy tratando de confiar en él,
pero cada parte de mí, cada fibra y cada nervio, está esforzándose hacia la libertad, no sólo de esta celda sino más allá de la prisión de esta ciudad.
Tengo que ver lo que está fuera de la valla.

Allegiant [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora