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TRIS

Creo que todos ustedes son idiotas. —Mis manos se cierran
en mi regazo como los de un niño durmiendo. Mi cuerpo
está cargado de suero de la verdad. El sudor se acumula en
mis párpados—. Deberían darme las gracias, no cuestionarme.
—¿Debemos darte las gracias por desafiar las instrucciones de los líderes
de las facciones? ¿Gracias por tratar de impedir a uno de los líderes de tu
facción que matara a Jeanine Matthews? Te comportaste como una
traidora. —Evelyn Johnson escupe la palabra como una serpiente.
Estamos en la sala de conferencias en la sede de Erudición, donde los
ensayos se llevan a cabo. He estado prisionera durante al menos una
semana.
Veo a Tobias, medio escondido en las sombras detrás de su madre. Ha
mantenido sus ojos apartados desde que me senté en la silla y ellos
cortaron la tira de plástico amarrando mis muñecas. Durante sólo un
momento, sus ojos tocan los míos, y sé que es el momento de empezar a
mentir.
Es más fácil ahora que sé que puedo hacerlo. Tan fácil como empujar el
peso del suero de la verdad a un lado en mi mente.
—No soy una traidora —digo—. En ese momento yo creía que Marcus
estaba trabajando bajo las órdenes de Osadía-Sin Facción. Como yo no
podía unirme a la lucha como un soldado, estaba dispuesta a ayudar con
algo más.
—¿Por qué no podías ser un soldado? —Una luz fluorescente brilla detrás
del cabello de Evelyn. No puedo ver su cara, y no puedo concentrarme en
nada por más de un segundo antes de que el suero de la verdad amenace
con dominarme de nuevo.
—Porque —Me muerdo el labio, como si estuviera tratando de detener las
palabras de salir corriendo. No sé cuando me volví tan buena actuando,
pero supongo que no es tan diferente de mentir, para lo cual siempre he
tenido un gran talento—, porque no podía sostener un arma, ¿de acuerdo?
No después de dispararle… a él. Mi amigo Will. No podía sostener un arma
sin entrar en pánico.
Los ojos de Evelyn se aprietan fuertemente. Sospecho que, incluso en las partes más suaves de ella, no hay ninguna simpatía por mí.
—Así que Marcus te dijo que estaba trabajando bajo mis órdenes —dice
ella—, y ni siquiera sabiendo lo que sabías sobre su relación bastante
tensa tanto con los de Osadía como con los Sin Facción, ¿le creíste?
—Sí.
—Puedo ver por qué no elegiste Erudición. —Ella se ríe.
Mis mejillas hormiguean. Me gustaría darle una bofetada, como estoy
segura de que muchas de las personas en esta sala querrían, a pesar de
que no se atreven a admitirlo. Evelyn nos tiene a todos atrapados en la
ciudad, controlada por miembros Sin Facción armados patrullando en las
calles. Ella sabe que quien tiene las armas tiene el poder. Y con Jeanine
Matthews muerta, no hay nadie para cuestionarla por ello.
De un tirano a otro. Ese es el mundo que conocemos, ahora.
—¿Por qué no le dijiste a nadie acerca de esto? —dice.
—Yo no quería tener que admitir ninguna debilidad —digo—. Y no quería
que Cuatro supiera que estaba trabajando con su padre. Sabía que no le gustaría. —Siento las nuevas palabras levantándose en mi garganta,
impulsadas por el suero de la verdad—. Te he traído la verdad acerca de
nuestra ciudad y de la razón por la que estamos en ella. Si no me estás
dando las gracias por ello, debes por lo menos hacer algo al respecto en
lugar de estar aquí en este lío que hiciste, ¡fingiendo que es un trono!
La sonrisa burlona de Evelyn se tuerce como si hubiera probado algo
desagradable. Ella se inclina cerca de mi cara, y veo por primera vez la
edad que tiene; veo las líneas que enmarcan sus ojos y su boca, y la
palidez malsana que lleva de años de comer muy poco. Aún así, es guapa
como su hijo. Cerca de la inanición no podía aceptar eso.
—Estoy haciendo algo al respecto. Estoy haciendo un nuevo mundo —dice,
y su voz se vuelve aún más baja, por lo que apenas puedo oírla—. Estaba
en Abnegación. He sabido la verdad mucho más tiempo de lo que tú lo
haces, Beatrice Prior. No sé cómo de lejos estás llegando con esto, pero te
prometo, tú no tendrás un lugar en mi nuevo mundo, especialmente no
con mi hijo.
Yo sonrío un poco. No debería, pero es más difícil suprimir gestos y
expresiones que palabras, con este peso en mis venas. Ella cree que Tobias
le pertenece a ella ahora. Ella no sabe la verdad, que pertenece a sí mismo.
Evelyn se endereza, cruzando los brazos.
—El suero de la verdad ha revelado que, si bien puedes ser una tonta, no
eres una traidora. Este interrogatorio se ha terminado. Puedes irte.
—¿Qué hay de mis amigas? —digo lentamente—. Christina, Cara. No
hicieron nada malo tampoco.
—Vamos a tratar con ellas pronto —dice Evelyn.
Me quedo de pie, aunque estoy débil y mareada por el suero. La habitación
está llena de gente, hombro con hombro, y no puedo encontrar la salida
durante unos largos segundos, hasta que alguien toma mi brazo, un chico
de cálida piel morena y una amplia sonrisa: Uriah. Él me guía hacia la
puerta. Todo el mundo empieza a hablar.

* * *

Uriah me lleva por el pasillo hacia el ascensor. Las puertas del ascensor se
abren cuando toca el botón, y lo sigo al interior, todavía inestable en mis
pies. Cuando las puertas se cierran, digo:
—¿No crees que la parte sobre el desorden y el trono fue demasiado?
—No. Ella espera que seas impulsiva. Podría haber sido sospechoso si no
lo hubieras sido.
Siento que todo dentro de mí está vibrando con energía, en previsión de lo
que está por venir. Soy libre. Vamos a encontrar una manera de salir de l
ciudad. No más espera, pasearse en una celda, exigiendo respuestas que
no voy a obtener de los guardias.
Los guardias me han dicho algunas cosas sobre el nuevo orden Sin
Facción esta mañana. Los ex miembros de facción están obligados a
acercarse a la sede de Erudición y mezclarse, no más de cuatro miembros
de una facción particular en cada vivienda. Tenemos que mezclar nuestra
ropa, también. Me dieron una camisa amarilla de Verdad y pantalón negro
de Osadía más temprano, como resultado de ese edicto particular.
—Muy bien, estamos en este pasillo… —Uriah me guía al salir del
ascensor. Este piso de la sede de Erudición es todo de cristal, incluso las
paredes. La luz del sol se refracta a través de él y arroja astillas de arcoíris
a través del piso. Yo protejo mis ojos con una mano y sigo a Uriah a una
habitación larga y estrecha con camas a cada lado. Al lado de cada cama
hay una vitrina para la ropa y libros, y una pequeña mesa.
—Lo que solía ser la residencia de los Eruditos iniciados —dice Uriah—. Ya
reservé camas para Christina y Cara.
Sentadas en una cama cerca de la puerta hay tres chicas en camisetas
rojas —chicas de Cordialidad, me imagino— y en el lado izquierdo de la
habitación, una mujer mayor yace en una de las camas, las gafas colgando
de una oreja, posiblemente una de los Eruditos. Sé que debería tratar de
dejar de ubicar a la gente en las facciones cuando los veo, pero es un viejo
hábito difícil de romper.
Uriah cae en una de las camas en la esquina trasera. Me siento en la de al
lado de él, contenta de estar libre y en reposo, por fin.
—Zeke dice que a veces toma un poco de tiempo para los Sin Facción
procesar exoneraciones, por lo que deberían salir más tarde —dice Uriah.
Por un momento, me siento aliviada de que todos los que me importan va
a estar fuera de la cárcel para esta noche. Pero entonces recuerdo que
Caleb está todavía allí, porque era una lacaya bien conocida de Jeanine
Matthews y los Sin Facción nunca la exonerarán. Pero, ¿hasta dónde
llegarán para destruir la marca que Jeanine Matthews dejó en esta
ciudad? No lo sé.
No me importa, pienso. Pero incluso mientras lo hago, sé que es una
mentira. Él sigue siendo mi hermano.
—Bien —digo—. Gracias, Uriah.
Él asiente, e inclina la cabeza contra la pared para sostenerla.
—¿Cómo estás? —digo—. Quiero decir… Lynn…
Uriah había sido amigo de Lynn y Marlene más tiempo del que yo los había
conocido, y ahora ambas están muertas. Me siento como que podría ser
capaz de entender, después de todo, he perdido a dos amigos también, Al
por las presiones de la iniciación y Will por la simulación de ataque y mis
propias acciones precipitadas. Pero yo no quiero pretender que nuestro
sufrimiento es el mismo. Por un lado, Uriah conocía a sus amigas mejor
que yo.
—No quiero hablar de ello. —Uriah niega con la cabeza—. O pensar en ello.
Sólo quiero seguir adelante.
—Está bien. Entiendo. Sólo… hazme saber si necesitas…
—Sí. —Me sonríe y se levanta—. Tú estás bien, ¿verdad? Le dije a mi
mamá que la visitaría esta noche, así que tengo que irme pronto. Oh, casi
se me olvidó decirte, Cuatro dijo que quiere encontrarse contigo más tarde.
Me pongo más erguida.
—¿En serio? ¿Cuándo? ¿Dónde?
—Poco después de las diez, en el Parque Millennium. En el césped. —Él
sonríe—. No te emociones demasiado, tu cabeza va a explotar.

Allegiant [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora