LEYENDA COREANA "EL TONTO ONDAL".

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Esta leyenda cuenta que un hombre sea tan tonto como sea, puede llegar a ser el mejor de todos gracias a el apoyo de su mujer.

La esposa es la persona sabia que te enseña y guía por el camino de la vida.

Hace muchos años, cuando el reino de Koguryeo estaba extendido en el actual territorio norcoreano y la actual región china de Manchuria, existía un famoso mendigo que iba de casa en casa pidiendo para poder mantener a su madre ciega. Además de pobre, el chico era tan feo que la gente lo solía llamar "El tonto Ondal".

Era tan famoso que en palacio el rey y la corte lo conocía. El rey, cuando su hija favorita era pequeña y lloraba, le decía que si no paraba de mayor se casaría con el tonto Ondal.La princesa, que se llamaba Pyeonggang, creció y su padre le buscó un apuesto noble para poder casarla.

Pero Pyeonggang le echó en cara lo que le decía de pequeña, la palabra del rey era importante y tenía que cumplir con lo dicho. Así que si no se casaba con el tonto Ondal no se casaría con nadie.

Al ver el comportamiento de su hija, la echó de palacio ordenándole que no volviese nunca más.

La princesa cogió el máximo de joyas posibles y se fue a casa de el tonto Ondal para casarse. Ondal y su madre al principio no estaban de acuerdo con la situación, pero las dulces palabras de la princesa convencieron a Ondal.

Se casaron, y con las joyas la princesa compró tierras y un caballo para su marido. Además, Pyeonggang le enseñó a escribir, utilizar las armas hasta un nivel que el tonto de Ondal pasó a ser un hombre mucho más culto que muchos nobles.

Pyeonggang le dijo a su esposa que fuese a la cacería del 3 de marzo*. mezclándose con los guerreros. Con la habilidad que había conseguido alcanzar gracias a los consejos de su esposa y el caballo que habían comprado y criado consiguió cazar el jabalí más grande.

El rey permitió que Ondal entrase en su ejercito como General.

Poco tiempo después, los chinos atacaron el reino, el general Ondal paró y echó al ejercito chino con sus hombres.

El General tenía gran talento para animar a sus guerreros y derrotó a cientos de chinos él solo.

Fue después de esto que el rey aceptó como yerno al tonto Ondal.

Vivieron felices hasta que años después el imperio de Silla atacase a Koguryeo para unificar el país.

Ondal murió durante la batalla alcanzado por una flecha.

Los soldados lo metieron un ataúd para llevarlo a palacio, pero por mucho que intentaban levantarlo no podían.

La princesa fue hasta allí y le dijo estas palabras "El vivir o morir no está en nuestras manos, así que descansa en paz, esposo mío" y el ataúd dejo de pesar tanto a ser ligero como una pluma.

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