Fotografía 6.

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ADVERTENCIA: Capítulo sentimental y extraño. Sin betear. 

¡Ojalá lo disfruten! Gracias por sus votos y comentarios, y espero que tengan una hermosa primavera y día del estudiante (acá en Arg. se festeja hoy).


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Con unos constantes temblores recorriendo cada músculo de su cuerpo, Jongin camina en dirección a su habitación y deposita un vaso de agua en las débiles y pálidas manos de Kyungsoo, quien le muestra una sonrisa antes de beber el líquido.

Hoy es un día especial piensa Jongin con nerviosismo. Y ciertamente lo es, porque se trata de una espeluznante tarde de tormenta eléctrica, con lluvia y granizos incluidos; ante ese percance, Kyungsoo aceptó encantado, minutos atrás, ir al departamento de Jongin y, finalmente, conocer el sitio.

Kyungsoo está en su departamento, Sehun está trabajando con doble turno y eso significa que están solos. Jongin se encuentra un poco preocupado y nervioso, no sabe exactamente qué decir, qué hacer, ni siquiera sabe qué pensar. Así que cuando Kyungsoo deja el vaso de agua por la mitad en la mesa junto a la lámpara, sonríe y dirige su mano hacia el objeto de vidrio para hidratar su garganta.

—¡No bebas eso! —exclama Kyungsoo y Jongin vuelve a dejar el vaso de agua en su lugar, con una expresión alarmada en su rostro; ambos se miran y Kyungsoo comienza a reír—. Estoy bromeando, no te puedes contagiar por tomar del mismo vaso que yo —manifiesta con una sonrisa divertida insertada entre sus labios y ante el ceño fruncido de Jongin, esa sonrisa decae y una mueca incómoda reemplaza la diversión—. Oh, no. Lo siento, y-yo...discúlpame, no es agradable hacer esas bromas, lo sé —Kyungsoo se levanta de la cama y mira el suelo, masticando la cara interna de su mejilla mientras el calor lo invade—. Mejor me iré...

—No, quédate —la sedosa voz de Jongin lo atrapa y sus manos bronceadas lo toman del hombro, devolviéndolo a la comodidad del colchón y las sábanas.

Al observar la mirada avergonzada de Kyungsoo puesta sobre sus propias manos y un leve mohín en sus labios que le da un aspecto inocente, Jongin siente un bienestar difícil de explicar en la boca de su estómago. También siente seguridad, confianza, todo mezclado de una forma que dan como resultado una extraña libertad de poder hacer lo que quiera.

Y Jongin quiere besarlo. Ese deseo no involucra a la muestra de carreras, la desagradable palabra lástima ni nada que se relacione con lo razonable; Jongin sólo quiere probar nuevamente esos labios y hundirse en ellos una vez más, olvidarse de su alrededor y sumirse al bienestar que Kyungsoo le genera.

Pero no lo hace.

—Quiero agradecerte —Kyungsoo dice y logra romper la tensión. Ahora está sonriendo como suele hacerlo en el parque y, aunque no hay luz natural de sol en esa habitación, Jongin se ve deslumbrado por aquella sonrisa—. Así que...gracias.

—¿Por qué me lo agradeces?

—Leí «El principito» —anuncia con una voz exageradamente elegante y palmea el colchón para indicarle a Jongin que se siente junto a él. Cuando lo hace, Kyungsoo se acomoda en la cama con mucha confianza y tiene un aura inofensivo que seduce a Jongin—. Nunca lo había leído, el pueblo en el que vivía era bastante reservado, mis padres lo eran, yo también llegué a serlo, y eso significa nada de documentales, nada de fotógrafos, nada de películas, nada de libros y mucho menos, nada de pensamientos de libertad como los que hay en «El principito» —sus palabras están mezcladas con una admiración infantil y una furiosa nostalgia a un momento de su vida que pareció marcarlo de manera negativa por la forma en que mastica las letras al hablar de su pueblo, sus padres y el desprecio que hay en su tono de voz al mencionar su yo anterior. Esto despierta una auténtica curiosidad en Jongin ya que es la primera vez que escucha algo relacionado al pasado de Kyungsoo y no puede evitar sonreír, sintiéndose cada vez más cerca de conocerlo a fondo—. ¿Por qué sonríes así? —pregunta Kyungsoo, acariciando su cabello negro, cada vez más corto y débil, e imita aquella sonrisa.

28. [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora