Fotografía 7.

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Los padres de Jongin no son tan buenos como aparentan; en toda su infancia, Jongin sólo tuvo un verdadero amigo.

Yashica Electro 35. Era una cámara de telémetro, de origen japonés, con una batería de mercurio, fue una de las primeras cámaras de control electrónico por los años sesenta. Su madre, una ocupada profesora de inglés en el Instituto de Busan, le regaló a su único hijo aquella reliquia para que los días en donde ella o su esposo, un funcionario de pequeño rol en una empresa de cortinas, estuvieran ausentes en la casa, Jongin podía divertirse con ella.

La diversión de Jongin consistió en sacar fotografías a todas las cosas interesantes que lo rodeaban y luego revelaba las imágenes para poder mostrárselas a sus compañeros del instituto y, aunque ninguno de ellos era capaz de ver más que una flor marchita en el asfalto, la imaginación de Jongin divagaba y veía una comunidad dentro de aquella flor, pequeños insectos casi invisibles al ojos humano que vivían allí.

Todos creían que Jongin estaba loco, hasta sus propios padres, por lo que Jongin se negó a sí mismo hablar de lo que ve en las fotografías que sacaba, se negaba a explicar más detalladamente lo que una imagen le generaba y sólo de ese modo pudo tener una "vida normal". Sus padres seguían sin estar en los almuerzos, sus amigos nunca fueron más que una obsoleta y vieja cámara con batería de mercurio y un columpio que acostumbraba a visitar todos los días luego de clases, pero al menos las personas dejaban de decir que estaba enfermo de la cabeza.

Tras conocer más profundamente a Kyungsoo, Jongin pudo admirarse a sí mismo. De algún modo, Kyungsoo ve más allá, tiene una loca personalidad que escandaliza el corazón de Jongin y, que inevitablemente, le recuerda a aquel pequeño sin amigos, con una cámara y un ojo particular que lograba observar con más profundidad sus imágenes y sacar sentimientos auténticos de sólo verlas una vez.

Y por eso, y muchos más motivos, Jongin no quiere alejarse de su lado; quiere hacerse una promesa a sí mismo y permanecer en las malas y en las buenas, poner su corazón en una bandeja y entregárselo porque Jongin sabe lo que es la soledad, el dolor y el rechazo. Y a pesar de tener más en claro las consecuencias de esa promesa, Jongin también sabe que por alguien como Kyungsoo, claro que vale la pena sufrir. Y tener esperanzas, lo último que Jongin perderá.

Se encuentran nuevamente en el parque Hong Dung, Kyungsoo está saltando como un niño emocionado, exponiendo leves sonrisas, deslizando una absoluta felicidad hacia todo su alrededor y absorbiendo besos de los carnosos labios de Jongin, encargándose.

—Pareces un saltamontes. ¿Por qué tan feliz?

—Comenzaron a darme unas medicinas que me ponen de muy buen humor —informa Kyungsoo, deteniéndose para tomar a Jongin de la cintura y mirarlo a los ojos con una sonrisa enamorada—. Mi doctor de cabecera me dijo que iba a poder mantener todo estable si continuaba estando tan feliz.

—¿Es Luhan hyung tu doctor de cabecera?

—Sí, él me deja escaparme del hospital y me presta libros cuando estoy aburrido, hasta me deja usar su laptop para ver películas y documentales —comunica el más bajo con una sonrisa de gratitud a su médico.

—Espera... ¿Luhan fue quién te recomendó...eh...—Jongin olvida el nombre de aquel libro y Kyungsoo lo levanta para mostrarle el título—... «Cincuenta Sombras de Grey»?

—Claro, él me lo recomendó. También dijo que él y una persona especial lo leían juntos e intentaban hacer las mismas posiciones. Hasta se descargaron un Kamasutra del libro, ¿puedes creer que eso exista? De todos modos, Luhan hyung es el mejor.

Jongin se pone a pensar en Sehun y Luhan, una horrible imagen mental que lo descoloca por completo. Sabe que Sehun mantiene algo con su compañero de trabajo, el doctor Lu, pero no sabía que mantenían ese tipo de algo.

28. [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora