Alma era salvaje, diferente, libre.
Dylan vivio toda su vida bajo el mandato de los demas.
Cuando volvieron a encontrarse despues de varios años supieron que el destino los habia vuelto a poner en el mismo camino por una razon.
El creia que debia c...
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Dylan
(17 años)
Era la primera vez que mi madre me permitía viajar para pasar las vacaciones con mi padre. Tampoco hubiera podido impedírmelo esta vez, ya era mayor y yo podía decidir por mi mismo. Siempre tenía contacto con el por teléfono pero eran pocas las veces que nos veíamos porque cada vez que venía a Londres mi madre tenía una excusa para no dejarme verlo y algunas veces yo me escapaba para verlo igual. Era un gran hombre, y me hubiera gustado vivir con el definitivamente. Ese verano mi madre iría de luna de miel con su cuarto marido al que yo no le gustaba y era una molestia para ellos tenerme en su lujoso viaje por las islas griegas así que mi padre me fue a buscar a Londres y me trajo con él.
Llegamos a la casa de Bel Air, era un lugar hermoso donde mi padre descansaba y se relajaba para parar un poco con su trabajo. Me conto que estarían sus amigos con nosotros Declan, Mina y su hija Alma que 15 años. No tenía ganas de aguantar a una niña pesada pegada a mí todo el verano, quería salir, conocer chicas divertirme, pero aceptaría todo por estar con mi padre.
Cuando llegamos a la mansión nos recibieron Declan y Mina con una sonrisa y abrazos. Mina era tan diferente a mi madre. Louisa era fría, manipuladora y recta. Mina era risueña, cariñosa y descontracturada. Me sentí realmente cómodo con ella desde el primer momento. Declan era igual a mi padre, siempre sonriente y sabiendo cuando dejar el trabajo de lado y relajarse. Estábamos en la cocina cuando la vi. Bajaba la escalera de la mansión y si ella tenía 15 años yo era el papa Pitufo. Su cabello largo de un color caoba caía por sus hombres y su espalda. Sus ojos eran de un color claro entre verdes y azulados, su nariz recta se ampliaba levemente al final, su boca era una construcción perfecta. Y su cuerpo ¡por dios! Que chica de 15 años ¿tenía ese cuerpo? llevaba una camiseta blanca que se bajaba de un hombro y unos shorts de jeans andrajosos, y estaba descalza, no era para nada la pequeña malcriada que creí. Era un infierno de chica, estaba levemente sonrosada por el sol y se veía preciosa. Cuando se acerco a mí con esa sonrisa me devasto.
_ Hola Dylan soy Alma, encantada de conocerte al fin_ dijo echándome los brazos al cuello, no pude evitar responder con entusiasmo
_ Un gusto conocerte Alma, creo que vamos a tener un gran verano juntos_ ella me sonrió y me tuvo por completo.
Las primeras dos semanas realmente me divertí con Alma y su familia. Siempre había música y comida deliciosa cocinada por Mina. Alma era todo un espectáculo por sí misma, tenía una gran boca que siempre decía lo que pensaba, era fresca y no se preocupaba en absoluto por lo que todas las chicas de su edad lo hacían. Estaba acostumbrado a las chicas inglesas, tan correctas, distinguidas y educadas en público y tan zorras y descaradas en privado. Alma era diferente, siempre era fresca, franca y alegre.
Y hermosa y sexy naturalmente. A veces no sabía cómo disimular las furiosas erecciones que me provocaba sin proponérselo. En la noche cuando nos íbamos a acostar siempre se colaba en mi dormitorio a fumar y charlábamos hasta la madrugada de mil cosas. Era increíblemente divertida y su risa era como un cristal, algunas noches se quedaba dormida en mis brazos y yo la llevaba a su cuarto. Siempre me quedaba mirándola dormir. ¡Carajo! ¿Por qué no tendría solo un par de años más? Ella me provocaba fantasías salvajes.