Bienvenida al rubio.

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Lo primero que miro al despertar es Amber a mi lado enredada entre mis brazos. Sonrió al recordar lo que ha pasado la noche interior y no puedo sentirme más pleno y satisfecho. Ahora puedo decir con seguridad que su piel es igual de suave y dulce como se ve, su inocencia y su forma de estremecerse ante mis caricias me dejaba en claro sus sentimientos. No hicieron faltas muchas palabras, todo se basó en actos, actos que se basaron en besos y besos que se basaron en transmitir todo el cariño que sentíamos el uno por el otro. No puedo estar más seguro de mis sentimientos por ella, lucharía por nosotros, lucharía por ella.

Acaricio su mejilla suavemente y miró su rostro para encontrarme con su iris azules, esos ojos que me miraban de la forma más especial ayer por la madrugada.

— Buenos días preciosa. — Susurro tirando su cabello por detrás de su espalda.

— Hey. — Pasa una mano por sus quizás por la molestia que causaba la luz en su recién despertar. Adorable le quedaba corto. Verla recién despertar era más tierno que ver vídeos de gatitos, puedo jurarlo. Y me encantaría tener esa vista por mucho tiempo más. — ¿Hace cuánto rato estás mirándome como un psicópata? — Suelta una vez que ha dejado su mano libre. Me rio.

— Lo suficiente para saber que tienes cinco lunares en tu rostro, unas pequeñas pecas bajo tus ojos y por tu nariz y una marca detrás de tu oreja. — Enumero sin dejar de mirarla. — ¡Ah! Y hablas dormida, es un gran espectáculo a decir verdad.

— Me das miedo. — Mira de reojo para luego sonreírme. Muerde su labio y mira hacia abajo dándome a entender que no sabe qué hacer ahora, la conocía tan bien. Por lo que tomó su mentón entre mis dedos y tomo su labio inferior con delicadeza, para luego comenzar un beso lento, sin apuros ni presiones. — Gracias por lo de anoche. — Alzó mi ceja.

— Por lo que paso aquí entre nosotros o...

— No, tonto. — Me interrumpe riendo y puedo notar el color rubí tomar poder de sus mejillas. — Gracias por dejarme en claro ayer que quieres esto, que ya sabes, después de todo el espectáculo de ayer y las cosas que dije el otro día, estás aquí conmigo. — Enreda sus dedos con los míos y las lleva en dirección a su boca plantando un beso en la mía. — Y ya que mencionaste lo que paso entre los dos, gracias por hacerme sentir tan querida. — Murmura bajo.

— Te haría el amor día y noche, con tal de hacerte sentir así Amber. — Admito susurrando sobre su boca. — Y con hacer el amor no me refiero solo al ámbito sexual, por que hacer el amor es más que eso. Hacer el amor es estar así, juntos, hablando de la vida, escuchar nuestros miedos, nuestros problemas, darle solución a los conflictos. Hacer el amor, es sentirte a gusto con esa persona, es reírse de lo más simple y estúpido y yo Amber, haría el amor contigo siempre y por el simple hecho de que te quiero y mucho. — La siento suspirar fuertemente y oculta su rostro en mi cuello apretando el agarre entre nuestras manos.

— Ya veo por qué eres artista, no sé de dónde sacas tantas palabras que me hacen dejar de pensar. — Acaricia la comisura de mis labios cuando deja su rostro a mi vista. — Te quiero mucho Justin, tengo mucha suerte de tenerte conmigo.

— El suertudo soy yo Amber, después de todo lo que he pasado en el último tiempo, no quería darme espacio para buscar amor ni nada eso, pensaba que todos los que se acercaban a mí era para obtener algo, comencé a vivir con eso como si estuviera destinado a hacerlo toda mi vida, pero llegaste tú y me he dado cuenta que no, que no todos van a querer algo extra de tu parte, tú te conformas con cosas tan simples como ver películas los dos en el living. Me haces recordar quién era antes de todo esto.

Esther ➸ j.b (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora