Nyx

Capítulo 3

La rubia con más sombra de ojos de lo medianamente correcto pegó un grito cuando acabé mi pregunta.

Miré a todos lados y cada par de ojos de la cafetería estaba centrado en nuestra mesa. Incluso los del chico sin nombre. Me encogí un poco más en mi asiento, como si eso fuese a hacer que no me viesen, que ingenua era. 

Poco a poco las miradas se dispersaron cuando seguimos desayunando como si nada. 

- ¿Cómo te llamas? - me preguntó Bec con los ojos muy abiertos - No, mejor, ¿cuántos años tienes? - Luke puso los ojos en blanco y ella negó con la cabeza - ¿Por qué estás aquí? ¿No habías hablado con nadie más verdad? ¿Te maquillo?

Empecé a toser, me había atragantado con un cereal. No, eso sí que no, que me maquille no está dentro de mis planes. Quien en su sano juicio pregunta eso...

- Bec, cállate - contestó Luke por mí. 

Los dos me miraron expectantes, como si no se creyesen que las anteriores palabras hubiesen salido de mi boca y ahora era su oportunidad de verme hablar. 

- ¿Quién es? - volví a preguntar, ya con la voz más clara, aunque aún en un susurro. 

- ¿Quién es quién? - me preguntó Luke frunciendo el ceño. 

- Idiota - le dio Bec una colleja y dijo muy bajito hacia su amigo - Pregunta por Black. 

- ¿Black? - en ese momento sentí la necesidad de mirarle. Y para mi sorpresa sus ojos estaban clavados en mí. 

Quité rápidamente la mirada y me centré en la sombra negra que cubría los ojos azules de mi recién conocida. 

- No sabemos su nombre, igual que no sabemos el tuyo - me contestó Luke. 

- Pero ahora nos lo vas a decir - respondió muy alegre Bec. 

- ¿Y por qué Black?

Sé que estaba saliéndome por la tangente, pero no quería contestar a sus preguntas. Me sentía más segura así, sin que nadie supiera demasiado de mí. 

- Black es su apellido, igual que sabíamos que tú eres Collins.

Asentí con la cabeza. La verdad es que nadie me había llamado por mi nombre cuando pise el centro. Empecé a enredar con mi pelo, siempre lo hacía cuando estaba nerviosa. Ya se me había secado y se había quedado bastante mal, pero no es como si pretendiese ser la reina del lugar. 

- Vamos - me dijo Bec, ya de pie - Ya se ha acabado el desayuno y ahora cierran con llave el salón. No querrás quedarte dentro. 

Me levanté de un salto y fui con ellos. Les seguí hasta una pared que estaba en el recibidor y se sentaron. Yo miré a todos lados, había bastante gente aquí, aunque otros se subían a las habitaciones. 

- ¿Por qué nos sentamos aquí? - teniendo en cuenta que había visto en la primera planta una sala con sofás, televisión y cosas así...

- Es de los pocos lugares que podemos estar chicos y chicas sin un gran castigo - hizo comillas con sus dedos en la palabra gran. 

A mí tampoco me parecía un reformatorio estricto y como los que salían en las películas. 

- ¿Por qué este sitio es tan... Así? - no se me ocurrió nada para describirlo. 

- ¿Así cómo? 

Hice un gesto a todo el lugar con la mano y concluí: 

- No es lo que me esperaba.

- ¿No te explicaron tus padre cómo sería? - preguntó Bec atónita. 

Negué con la cabeza repetidas veces.