Capítulo 9

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Estaba conteniendo el aire y mis pulmones pedían ya expulsarlo. Pero aún no había pronunciado palabra, me examinaba como si yo fuese un intruso en su mundo perfecto. Pero nada más lejos de la realidad.

Me di la vuelta para empezar a fregar los platos, porque poner el lavavajillas no estaba permitido.

- Tú enjabonas y yo aclaro.

Eso salió de su boca, no de la mía. Y por un momento me quedé paralizada. Solté el aire y también solté una carcajada. Una detrás de otra, si soy sincera. Era una situación muy absurda. La primera frase que me dice, el supuesto chico malo del centro es..."Tú enjabonas y yo aclaro".

- ¿De qué te ríes? - preguntó de forma seria e intimidante desde detrás de mí.

Su voz era masculina, grave, pero nada comparado a la de Nate por ejemplo. La de Nate tenía cierto timbre melódico, la de Black era áspera, como si no le gustase hablar. Y no le podía culpar, yo entré al centro sin dirigir la palabra a nadie.

- Nada - dije intentando serenarme - Vamos a fregar - concluí aún con una sonrisa que no podía ocultar. Me había hecho demasiada gracia.

Cogí el jabón y me coloqué en la pila donde estaban algunos platos sucios y él se posicionó a mi derecha donde estaba la pila del grifo. No pude evitar soltar otra risita nerviosa, por lo surrealista de la situación.

Le miré de reojo y creí ver una sonrisa torcida, pero no pondría la mano en el fuego.

Ya llevábamos la mitad cuando se me ocurrió hablar. Si sé lo que salió de mi boca en ese momento hubiese decidido no hablar, ni de coña. Pero sí, me pronuncié, después de una hora en silencio.

- ¿Cómo te llamas? - sí eso fue lo que dije.

No me respondió, solo siguió aclarando los platos que yo le pasaba.

- No necesito saberlo - comenté de forma desinteresada - Solo es que me aburro.

- Me llaman Black, ya lo sabes - murmuró de mala gana, intentando acabar así la conversación.

- ¿Y sabes como me llamo yo? - pregunté mientras quitaba la porquería de uno de los platos de Amber.

¿Qué como lo sé? Fácil, porque los firma... Con rotulador permanente. Ya he limpiado tres más. Me pone dedicatorias de lo más fascinantes.

"Para la puta nueva"

"Eres una asesina"

Y más de ese estilo... Las intentaba borrar antes de que Black las leyese, pero creo que lo hizo igual. Nunca he sido buena ocultando cosas.

- Supongo - contestó a la pregunta que no me acordaba que le había hecho.

- ¿Cómo? - pregunté pasándole el plato ya limpio, sin dedicatoria de la rubia teñida.

- Collins - gruñó como respuesta - ¿No podemos estar callados sin más?

Yo fruncí el ceño y seguí lavando platos hasta que terminamos.

Cogió el cubo y la fregona y se puso a mezclar productos que ni siquiera tenían que echarse, pero le dejé tranquilo mientras yo limpiaba la encimera.

- ¿Por qué? - pregunté a la nada, aunque obviamente iba dirigida a él.

Suspiró pesadamente. Creo que ya estaba siendo demasiado insistente.

- ¿Por qué qué, Collins?

- ¿Por qué no quieres tener una conversación normal? - no me giré, pero noté su mirada como la tenía clavada en mi nuca.

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