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Ashton apoyó cuidadosamente la taza sobre la mesada y luego de aclararse la garganta, nos observó a ambos.

Calum me observó de reojo y sin poder evitarlo, reí.

-¿Qué les pasa? -preguntó- ¿Han tenido sexo?

El moreno se atragantó con la tostada que hacía un buen rato tenía entre sus manos y yo, nuevamente, reí.

-Claro que no -respondí-

- Días atrás ni siquiera se miraban y ahora estas tu aquí, con su remera preferida -declaró-

Coloqué un mechón detrás de mi oreja y me dediqué a mirar el suelo sin saber que acotar.

-Eso no significa que hayamos follado -Hood replicó-

La verdad era que no, no habíamos follado y la realidad estaba muy alejada de eso. Luego de consolar a Calum sobre el umbral de su puerta por unos diez minutos, volvimos a la cocina, comió algunos Cheetos en lo que se tranquilizaba y me pidió amablemente si podía dormir con él, a lo que acepté muy gustosa. Luego, me dejé rodear por sus brazos y aspiré su perfume un buen rato hasta caer en los brazos de Morfeo.

Al despertar, el moreno ya no se encontraba a mi lado.

Y por lo visto, Ashton ya estaba aquí.

-De todas formas, te vi muy entretenida en la barra con Luke.

Fruncí el ceño y confundida, intenté recordar.

Rubio, ojos celestes, piercing en el labio. El barman.

Tengo el número del barman.

-Sí, intentó llevársela ebria a su casa para hacer no sé que -Calum atacó-

-Eso no es cierto. El era muy simpático.

-Es un buen chico, sí. Harían una pareja muy mona.

Sonreí ante su ocurrencia y Hood, sin más, se retiró de la cocina.

Me sentí incómoda al instante y quise irme. Fui a la habitación de invitados y a pesar de que el vestuario de ayer no fuese el más adecuado para salir a plena media tarde, me cambié y deje la ropa muy bien doblada sobre la almohada.

Pedí a Ashton que me llevara y este, sin dudarlo, respondió que sí.

Golpeé la puerta de la habitación de Calum y al ver que nadie respondía, me alejé planeando irme y jamás volver.

Acomodé la pollera que a fuerzas, por los muslos me llegaba y me sentí impaciente por el ruido que el castaño hacía con las llaves.

-¡Hey! -gritó-

Me giré de manera inmediata y observé al moreno en una remera de Crass junto a sus skinny jeans negros. Arqueé una ceja un tanto confundida.

-Gracias.

Irwin salió por la puerta, dejándonos solos.

-No es nada, me gusta ayudar a las personas.

-Yo, quería... No sé.

-¿Querías? -pregunté-

-¿Mañana estás libre?

-Mañana iré a New York con mi madre.

-Oh... -sonrió a comisuras apretadas- Quizás la próxima.

-¿Tú estas libre?

Asintió.

-¿Quieres ir con nosotras? Sé que te gusta el arte tanto como a mi y quizás serviría para despejarte.

-No quiero ser un estorbo -respondió-

-Por favor -supliqué-

Fruncí mi labio inferior y simulé llorar.

-No lo sé. Tú y tu madre...

-Genial.

Le entregué mi celular que a malabares quité de mi campera y se lo entregué desbloqueado.

-Guarda tu número y luego te enviaré un mensaje diciéndote mi dirección y la hora a la que debes ir.

Calum rió tomando mi móvil y por un momento, me sentí satisfecha conmigo misma.


suicide hotline • hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora