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And when you're down on your luck, hey baby, its a long, long way up, hold back now, hold back your fears and when you're really down and out and you feel like there's no way out now, let go now let go of your tears some more.

-Social Distortion.

Eleve mí cabello en un moño desordenado y mojé mis labios, observando perpleja la cantidad de libros frente a mi. Estaba en mí cuarto año de psicología y parecía no acabar nunca. Los tres últimos meses de mí vida parecían no figurar en la línea cronológica. Mí vida social estaba muerta y al parecer, no tenía intención de resucitar.

La universidad se encargó de darnos un menú bastante variado en cuanto a las pasantías. Entre tantas opciones encontré la que, a mí parecer, resulto más interesante. Una línea de suicidio. Claro que era el doble de trabajo, no sólo debía afrontar las expectativas de hacer algo significativo por el otro, sino también la ansiedad de saber que quizás la vida de aquella persona depende de mí nivel de persuasión o mis saberes adquiridos en este período de tiempo.

Mí turno, según lo indicado era a la medianoche y aun así, siendo las 19:43 p.m ya tenía un malestar en el estómago.

Comencé a hojear los libros, la mayoría explicaban las razones psíquicas para llegar a pensar en tal acto. Otros daban ideas acerca de como ayudar verbalmente al individuo en tal estado. La lectura y una taza de té blanco fueron mis únicos acompañantes durante las siguientes dos horas para luego descubrir que mí apariencia física era deplorable y que probablemente, debería hacer algo al respecto.

En un corto trote, llegué al pequeño baño para abrir la ducha y comenzar a ver el vapor llenar el ambiente. Me libere de mis prendas y rápidamente entre en esta. El agua se infiltró por cada poro de mí piel. Respiré repetidas veces como si de un curso pre-parto se tratará y relajé mis músculos, esta noche me iba a necesitar en mí faceta más tranquila.

Luego de un rato, salí y supongamos qué hice lo que todas las chicas. Me vestí en unos skinny jeans negros con el par de vans que vi reposando en una esquina de mí habitación y una remera de The Stooges que había encontrado por ahí. Dejé mí pelo secarse al natural y apliqué corrector a las notables ojeras que no eran más que evidencia de lo duro que había estado estudiando.

11:38 p.m.

Hacía ya diez minutos que llevaba dando vueltas a las mazana. Creí tener un ataque de pánico. Me asustaba la idea de entrar allí. ¿Qué si no era capaz de ayudar a alguien? La culpa me iba a perseguir hasta la muerte. No solo hasta la muerte, sino hasta el infierno, joder, qué iba a hacer yo.

12:15 a.m.

-Estoy seguro de que te dieron más de diez libros, pero créeme, al momento de atender una llamada no te acordaras ni del prólogo de estos. -largó una pequeña carcajada- hagas lo que hagas, no dejes que las emociones te inunden. Lo que importa es mantener la vida del receptor a salvo. -dijo mientras me guiaba a mí cabina- Aquí. Por un lado tienes el teléfono, que por nada en el mundo debes descuidar. Y por el otro, unas hojas con posibles diálogos impresos que podrían servirte. ¿Entendido? -dijo al fin el pelirrojo lanzándome una mirada acusadora. Asentí levemente- por cierto, linda remera. -me dedicó una sonrisa y así, salió de mí cabina-

Me quedé estupefacta unos segundos con mí vista clavada en la silla. Me senté al fin y comencé a mover mis pies en el aire debido a la altura de esta. ¿Que debía hacer ahora? ¿Leer? ¿Esperar una llamada? ¿Ambas?

Al parecer todo el mundo parecía estar interactuando. Yo no.

01:59 a.m.

Mierda. Tengo sueño.

suicide hotline • hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora