Cosa

965 61 5
                                    

La cosa se acercó a mi. Retrocedí con cautela. Sabía que me iba a hacer daño, sin embargo esta cosa no parecía ser una sombra. Parecía ser mas bien inofensiva. De todas formas, no me le acerqué. La pequeña figurilla, con cuerpo de papa, flotaba ligeramente. Se veía viscosa e incluso parecía gelatina color café.

La seguí observando, y ésta me miraba a mi.

Dio un paso.

Retrocedí.

Retrocedió.

Avancé.

Avanzó.

Extendí mi mano. Sabía que nada pasaría, aunque en mi estomago, un revoltijo se iniciaba a hacer. Pronto, la gelatina sonrió dulcemente. Parecía ser algún animalillo de por ahí. Parecía ser tierna.

Su expresión cambió.

Vi una cara de temor, junto con mi reflejo en su interior. Su cuerpo gelatinoso, reflejaba una imagen deformada mía... Y de alguien más. Detrás de mi. Respirando detrás de mi.

La criatura chilló y saltó a mis brazos. Asustada ante el frío y gélido contacto, sacudí mis brazos y grité por el asombro.

La cosa de atrás me tomó de la cintura. Miré hacia abajo y noté un brazo oscuro rodeándome. Entré en pánico.

Chillé y con mis manos lancé hielo, intentando darle al sujeto detrás de mi, sin embargo, mis reflejos eran terribles, por lo que terminé dándome varias veces a mi misma. Sentía un frío recorrido en mi cuerpo, lo cual me hacía estremecer.

La gelatina intentaba acercarse, pero le era imposible debido a mi magia. Yo seguía en el mismo lugar. Me sentía pesada, aunque sabía que era el sujeto quien me agarraba él que tenía mucho peso. Me sentía encadenada a un tronco de madera, sin poder moverme.

Otra persona.

Otra mano.

La mano izquierda -seguramente era la izquierda- de quien me sujetaba, recorrió mi muslo izquierdo. Empalidecí y seguí lanzando hielo por todas partes. Cada vez mis manos se movían menos. Me estaba quedando paralizada, al igual que mi voz. Mi voz.

Sentía que algo se esparcía por mi garganta. El contacto era frío. Tan frío que me hacía sudar. Casi como la sombra gelatinosa, a diferencia de que esta parecía mas simpática.

Mientras me sentía vulnerable, miré aquel animalillo.

Parecía espantado ante la situación. Intentaba correr hacía mi. Intentaba ayudarme.

Fue ahí cuando dejé de lanzar hielo. Fue ahí cuando vi a la gelatina irse por el cielo. Me sentí traicionada, a la vez que más pesada y cansada.

El sujeto quien me sostenía, parecía no tener vergüenza. Me sentí completamente sucia.

Aquel frío que se esparcía por mi garganta, se estaba diseminando cada vez mas. Lo sentía recorrer mis hombros, mi pecho , mientras bajaba más allá de mi ombligo. Me daba un cosquilleo de nervios terrible. Me causaba dolor por todas partes. Unos escalofríos intensos que me hacían sudar.

Varios sujetos llegaron volando por el cielo y se posaron detrás de los árboles. Se asomaban y me miraban con ojos sonrientes.

Estaban gozando.

De nuevo, me sentí sucia.

Me quedé completamente inmóvil, y fue ahí cuando todo se detuvo por unos segundos, que me parecieron apenas una eternidad.

Fue ahí levanté mi cabeza y grité de dolor. Sentí una punzada terrible, que pronto se convirtieron en varias.



Elsa y Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora