Después de que los guardias revisarán el castillo, se dieron cuenta de que no había nadie. Volví a mi habitación y me dispuse a dormir. Mañana sería un día largó,, pero simple.
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Me levanté al escuchar música sonar. La alarma me había despertado.
Que podía hacer? No tengo nada que hacer, y prácticamente estoy aburrida.
-Elsa, ¿y si hacemos un muñeco?
Cierto, no fue la alarma quien me levantó.
-En la bici hay que pasear!
-Anna, déjame sola.
Escuché un quejido, y un suspiro.
-Elsa por favor.
-Adiós Anna
Escuche unos leves pasos. Supuse que Anna había caminado un poco más lejos.
-Ni que estuvieras en tus días.- Desde cuándo Anna es tan grosera? Espera, esa fue voz de hombre.
Me gire de espaldas y el chico de pelo blanco estaba detrás mío.