Sola

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(Día siguiente)

Salí de mi habitación para ir a la puerta de Elsa. Tenía que ir a desearle los buenos días.

Iba justo por mitad del pasillo cuando encontré a mi madre. Se veía tensa e inmediatamente vino a hablar con migo.

Me pregunté lo que querría decirme, sin embargo no estoy muy segura. A lo mejor y ya no quería que comprara tantas cosas. Seguro y era eso. Probablemente me iba a regañar. Estoy muerta.

-Anna, me temo que tenemos que hablar cariño.

-¿De qué se trata?

Ella tomó aire. Eso no era bueno. No era nada nada bueno. Me preparé para lo peor.

-Querida, creo que ya no podrás salir del castillo.

Oh, mira, no es tan malo. Solté aire que había estado guardando.

-Me asustaste, pensé que era algo más grave.- Sonreí. Ella me miró como si yo no entendiera, lo cual me preocupó solo un poco.- Pero no te preocupes, mamá. Pensaba salir no pensaba salir hoy de todas formas, lo dejaré para mañana.

Seguí caminando para llegar a la habitación de Elsa. Estaba muy alejada de la mía. Apenas iba a continuar saltando pero ella me tomó la muñeca.

-Mi cielo, no me entiendes.- Sus ojos estaban tristes.- Me temo que no podrás salir jamás del castillo...

 --¿¡Qué!? 

- Las cosas no están bien y tu hermana...

Se me heló la sangre y sentí como todo mi peso se me iba a los pies.

-¿Qué pasa con mi hermana?

La miré aterrorizada. ¿Estaba bien?

-Tu hermana... Ella decidió irse del castillo. Escapó anoche y nadie la ha visto.

Miré sus ojos, esperando que me dijera que era mentira. Sin embargo, encontré un profundo vacío en sus ojos almendrados. Por un momento, me sentí sola en el mundo. Aunque, ahora que lo pensaba, yo siempre había estado sola, sin Elsa.

Asentí con la cabeza y mi madre pareció comprender que tan solo necesitaba silencio. No quería escuchar explicaciones, tan solo necesitaba estar callada. 

Miré a lo lejos la habitación de mi hermana. No. De ella. Miré su puerta e inmediatamente le dirigí la espalda.

-Okay, mamá. Por favor dile al chef Marcus que no bajaré a desayunar. Necesito que traigan chocolate y nieve a mi recámara. 

-Sí, Anna.

-Gracias.

Arrastré las palabras, mientras caminaba cabizbaja a mi habitación. Una lágrima corrió por mi mejilla.


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⏰ Última actualización: Oct 11, 2015 ⏰

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