Él

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Las noches en el mundo Shinigami son todavía más profundas, mucho más silenciosas y no tienen el brillo de la luna o las luces titilantes del firmamento, de cualquier forma un Shinigami no se dedica a la contemplación de banalidades como estas, simplemente cumple con sus tareas como es debido; es cierto la oscuridad lo cubre todo, en especial es un perfecto camuflaje para una existencia atormentada.

El correr de la cinta marcaba el fin de un nuevo registro, colocaba el sello rojo sobre el papel, haciendo que el libro desapareciera entre sus manos; a esa hora la gélida brisa londinense hacia que su cabello se agitara un poco.

Se alejó de aquella habitación, caminando con calma sobre los tejados, en otro tiempo le parecía algo interesante la vida de los humanos cuyas almas cegaba, pero ahora el sentimiento era completamente distinto, le parecía algo breve y precioso; sonrió con amargura, pensando en cuanto aquello le había afectado, también en lo inútil que había sido al no poder ocultarlo, porque desde aquel momento había tenido que soportar la presencia del rubio, lo cual le incomodaba sobremanera, mucho más que las múltiples ocasiones en que William ...

~Flashback~

Recién abandonaba el archivo, de cierta forma el estar por esos pasillos desolados le traía ciertas memorias de aquel oscuro lugar debajo de la mansión Phanthomhive, quizá por ello era tan aprensivo y no se despegaba de su guadaña en ningún momento, incluso cuando esta no se encontrara visible, su poder la preparaba para que estuviese a su disposición en todo momento.

— ¿Cuánto tiempo planeas estarme siguiendo Will?—sonrió mientras giraba levemente el rostro para encontrarse con esa mirada severa?—creí que tu subordinado ya te pasaba informes detallados.

—No los suficientes, seré muy claro Sutcliff.

—Cuanta formalidad, si me disculpas ya he terminado con mi turno y deseo ir a descansar a mi habitación así que si no te importa.

Hizo ademan de avanzar, pero William apoyo el brazo contra la pared, mientras su fría mirada buscaba la esquiva del otro.

—A mí me importa lo que te ocurre Grell, siempre has sido un pésimo mentiroso, nadie en el despacho cree que te fuiste de vacaciones, así que quiero que me digas que fue lo que paso.

El pelirrojo rodo los ojos fastidiado, cruzando los brazos mientras le miraba.

—Vaya, quien diría que tendrías una imaginación tan despierta Spears, ¿qué es lo que quieres saber?, o más bien, ¿Qué es lo que te gustaría escuchar?

El gesto en el otro no había cambiado, aunque su mirada parecía atravesar la otra y esto molestaba aún más al pelirrojo, la capacidad que tenia de conocerlo, ¿quizá ya lo sabía?, no imposible.

— ¿Me dirás que no pasó nada contigo esa semana?, porque desde que regresaste haz estado actuando de manera muy extraña.

— ¿disculpa?...no entiendo de que hablas.

—Haz estado haciendo tus reportes a tiempo, no has estado evadiendo el trabajo e incluso te has quedado por horas estudiando en la biblioteca.

Grell soltó una carcajada.

—Will, ¿te estas escuchando?, ahora me dirás que estas molesto porque cumplo con mi trabajo, vistiéndome como lo marcan las normas, oh y seguro que ahora dirás también que amabas mi cabello largo, mis uñas rojas y el hecho de que trajera vestidos del mundo humano para ponérmelos en mis ratos libres.

Evadió la mirada del otro, simplemente no quería hablar de su yo del pasado, ni por qué había tenido que adoptar ese nuevo comportamiento; el mayor noto que aquella conversación no avanzaría más, a menos que le obligara; así que lo empujo contra la pared, apresándole con el peso de su cuerpo.

Aquella sensación la detestaba, el sentir como sus brazos lo acorralaban contra la pared, su respiración tan cercana a la suya, reacciono con violencia, golpeándole con fuerza en el rostro, haciendo que los anteojos del otro cayeron al suelo.

Por un momento instintivamente trato de cubrirse, pero de inmediato retomo el control; mientras veía al otro completamente dolido.

— ¿Te lo dije no es cierto?, que siempre cuidaras bien de tus anteojos—El otro le sujeto del brazo, atrayéndolo para que le viera.

— ¿Me dirás ahora que esa reacción es normal en ti?—se soltó de su agarre.

—Tú no sabes nada de mi William, y el hecho de que me conozcas desde el colegio no te da ningún derecho a hacer esto, si he cambiado o no, eso es asunto mío...y pídele a Ronald que se aleje de mí—

~Fin del flashback~

Aquel no había sido el último intento del moreno, aunque le pesara debía aceptar que a él no podía engañarlo, por más que lo dijera, su compañero lo conocía mejor que nadie y eso lo asustaba, ¿Por cuánto tiempo podría seguir fingiendo que no había pasado nada?

Mientras observaba la ciudad en calma, pensaba en ello, en las muchas veces que había pasado frente al espejo viendo lo que William le había marcado tan evidente, él había cambiado, junto con todo en su habitación, donde los tonos sobrios cubrían las paredes, en lugar de sus llamativos adornos, ahora habían libreros llenos con material de referencia, reglamentos y archivos.

Incluso la cama era sencilla, sin esas sabanas de seda ni cortinas llamativas pendiendo de los doseles, quizá podría borrar todo rastro de ese rojo que había dejado de gustarle, que irónico resultaba que ahora llegaban a su mente algunos recuerdos de Madame, quizá de cierta forma había logrado vengarse de él; un ruido fuerte lo había sacado de sus meditaciones, se acercó a la orilla para buscar el origen de este, pero no notaba nada fuera de lugar, sin embargo un escalofrió le recorrió la espalda, era la misma sensación que lo invadía cuando él estaba cerca.

Volteo alarmado, escudriñando con sus ojos verdes en aquella intensa oscuridad, la cual se hacía todavía más profunda; busco de inmediato el invocar su guadaña, sin embargo no estaba allí, como tampoco lo estaban sus anteojos, ni su ropa; de un momento a otro dejo de estar en el pasillo, para encontrarse de nuevo entre esas cuatro paredes, completamente desnudo, con esas cadenas que lo ataban manteniéndolo lejos de la puerta, a pesar que esta estaba abierta y alguien asomaba por ella.

La cerro tras entrar y entonces se acercó, mostrando el tono purpura en sus ojos, brillando malicioso mientras llevaba un fuete entre las manos; le observaba de esa forma cruel.

— ¡Ya...ya basta!,... ¡aléjate!

Quería moverse, pero estaba de nuevo atrapado, temblando y negándose a que sus emociones de nuevo lo llevaran a la inconsciencia.

—Te dije que no te dejaría ir Shinigami, por eso te marque como mío...una y otra vez—su rostro se acercaba peligrosamente, podía notar sus colmillos y fue justo entonces cuando llevo sus manos a ese rostro perfecto, enterrando las uñas en este hasta hacerle profundas heridas, sabía que quizá más tarde pagaría por cada una de ellas, pero no podía de nuevo someterse a él, quería irse, solo volver a casa.

El otro le sujeto las muñecas, evitando que le tocara mientras las líneas carmín corrían por su rostro.

—Grell...Grell...

—no, ¡Ya basta!...por favor...Sebastián...no...

—despierta de una vez...

Abrió los ojos, pero aquellas líneas carmín sobre la pálida piel eran reales y el ver que se acercaran solo hizo que se desmayara, estaba demasiado impresionado de ver a alguien en su habitación, aunque si sus nervios no le hubiesen traicionado de esa manera, se habría dado cuenta de que se trataba de William.

El moreno lo recostó con cuidado sobre el lecho, cubriéndole para luego sacar su pañuelo y limpiarse la sangre del rostro aunque las heridas ya habían cerrado, no era la primera vez que el otro se levantaba dando gritos como aquellos, desde que volviera mediante esas pesadillas le daba más información de lo que decía cuando estaba despierto, y le dolió terriblemente el saber que todas sus sospechas se estaban confirmando.

El secreto del mayordomo [SebasGrell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora