Capítulo 2

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Ni bien vio a su hermano en la puerta, recordó cuando eran pequeños. Recordaba estar jugando a las escondidas cuando tenía seis años. Se había tropezado tratando de correr hasta el lugar donde Young Soo había contado para ganar y en el intento había roto una foto enmarcada de sus padres.

Su madre al escuchar el ruido los buscó a ambos, Jungkook recordaba estar aterrado, odiaba ver a su madre así.

Young Soo había tomado toda la responsabilidad, con solo diez años ya actuaba como un hermano mayor. Su madre lo regañó pero éste no hizo caso omiso, era rebelde, quería ser como él, pensó Jungkook mientras recordaba.

Ahora parado allí, con el pelo negro revuelto, respirando como si hubiese ido corriendo desde su casa hasta el hospital, no se parecía al hermano de antes.

Si el era el causante de que Jungkook estuviese en el hospital entonces ya no era su hermano. Era más un desconocido que otra cosa.

El doctor se acercó a Young Soo y le pidió que se retirara de la habitación.

–Soy su hermano mayor, soy su... –respiró aún más profundo para poder seguir hablando pero el médico le dijo que saliera, que no se aceptaban visitas.

Él probablemente, siendo el doctor, ya estaba al tanto de la situación. Jungkook agradeció por dentro.

Ambos salieron y Young Soo se encontró con su madre, quien había terminado de hablar por teléfono. Jungkook observó la escena antes sus ojos.

Young Soo solo se quedo parado ahí, mirando a la mujer que tenía en frente. Frunciendo el ceño cuánto podía. Su madre llevó sus manos a su boca y las lagrimas no tardaron en salir. Young Soo la miró, de brazos cruzados, y luego, como si supiese que Jungkook estaba observando, lo miró.

Ambos intercambiaron miradas, a través del vidrio de la habitación. Young Soo parecía querer decir miles de cosas. Jungkook solo lo observó.

Le dolía ver a su hermano mayor de esa forma, como si se sintiera culpable de algo que no era responsable. Young Soo volvió a mirar a su madre y luego de vuelta a Jungkook, después de eso, solo se marchó.

–¿Todo se encuentra bien? –una enfermera había entrado en el transcurso de esos segundos.

–Si –expresó casi en un suspiro.

–El monitor cardíaco mostró otra cosa, ¿seguro estás bien?

Jungkook, que se había quedado mirando a su madre, desvío la mirada a la enfermera. La misma se veía agitada pero sobre todo, preocupada. Probablemente al ver aquella escena frente a sus ojos, el ritmo cardíaco de Jungkook se aceleró, causando que la enfermera lo notara en su monitor, haciéndola correr para ver si el estaba bien.

–Si, estoy bien.

–––

–Bienvenido a casa Jungkook.

Su madre dijo al abrir la puerta de su casa. Jungkook se sintió un tanto extraño. No podía describir exactamente sus sentimientos, pero había algo que no cerraba.

Desde que le habían dado el alta en el hospital, su madre insistió en que tenía que ir a su casa. ¿Dónde más iría sino?

Esa mujer parecía desesperada por Jungkook pero no de la forma en la que uno se sentiría amado sino totalmente al revés.

Al ver la fotografía familiar en la entrada recordó. La misma mostraba a sus padres, sonriendo plenamente, a su hermano mayor, Young Soo y a él de pequeño. Su padre había muerto de cáncer de pulmón cuando Jungkook tenía ocho años.

La familia a partir de ese momento nunca volvió a ser igual.

–¿Quieres que prepare algo para comer? –preguntó su madre mientras cerraba la puerta.

–No, gracias, estoy bien.

–Bueno, si necesitas algo, estaré en mi habitación –señaló las escaleras–, es la primer puerta a la izquierda.

Asintió con la cabeza y vio a su madre subir. Esa mujer en serio tiene algo raro.

Pensó en recorrer su casa, como si fuera la primera vez pero recordó al médico diciéndole que fuera cuidadoso y que reposara cuanto pudiera. Entonces, subió las escaleras.

Algo tan simple como eso se convirtió en la peor decisión que podría haber tomado. Las piernas parecían arderle y a cada escalón que subía, el dolor se intensificaba aún más. Cuando llegó al último escalón exhaló, como si hubiese estado corriendo una maratón.

Recordó al instante dónde estaba su cuarto y se dirigió hacia el. Al entrar se sintió completamente vacío. No había nada. Al igual que si mismo, su habitación estaba vacía. Los posters de música y películas que tenía no estaban pegados en las paredes. Su escritorio con sus objetos más preciados, como las fotos con sus amigos, su computadora, sus cd's y libros, no había nada. Excepto por la cama sin sabanas en el medio del cuarto.

¿Qué había sucedido?

Inmediatamente se dirigió al cuarto de su madre. Ni se molestó en golpear la puerta, solo entró. Ella estaba sentada en el borde de la cama, con la cabeza agachada. El único sonido que se podía escuchar era el de sus sollozos.

–¿Mamá? –preguntó acercándose.

–¿Si?

Se levantó al instante, al oír la voz de su hijo, limpiándose las lagrimas que cubrían sus mejillas.

–¿Te encuentras bien? –preguntó preocupado.

–Si, solamente estaba sentada en la cama. ¿Qué necesitas?

Jungkook no era estúpido. Algo sucedía. Pero decidió evitarlo y no preguntar por ello, tal vez era algo que no debía saber... Tal vez no le convenía saber qué había sucedido.

–Mi cuarto... –comenzó diciendo un tanto dudoso– Está vacío.

Ah, tu cuarto –extendió cada palabra–. ¿Recuerdas que íbamos a cambiarte de cuarto? –Jungkook negó con su cabeza, obviamente no lo recordaba– Si, todas tus cosas están en la habitación de tu hermano.

Otro tema inconcluso. Su hermano.

–¿La habitación al final del pasillo? –esta vez su madre asintió, sonriendo amablemente.

–Gracias.

El clima estaba demasiado tenso entre ambos. Como si antes del accidente algo hubiera ocurrido. Como si su madre escondiera algo. Las cosas no eran como antes. Al menos no como Jungkook las recordaba y eso lo entristeció aun más.

Entró en la habitación de su hermano, su habitación ahora, y se recostó en la cama. Había sido un día bastante largo.

Pensó en aquellos momentos, cuando era pequeño, su padre solía llevarlo a un restaurant no muy lejos de donde ellos vivían. Tan solo con cerrar los ojos recordaba la felicidad de ambos, la comida que era deliciosa, cómo el lugar parecía su segundo hogar.

Su padre había sido un buen hombre y había criado a sus hijos con todo de si. Jungkook estaba agradecido.

Lagrimas salieron de sus ojos. Estaba frustrado. No saber qué había sucedido, sentir esa sensación de que algo estaba olvidando, de que algo debía recordar pero no saber qué, era como caminar y retroceder al mismo tiempo.

Como si hubiese avanzado con su vida pero algo estaba detenido, algo estaba pausado.

Y debía encontrar qué.

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