Sesshomaru abrió los ojos de asombro, he instintivamente se toco el brazo izquierdo, acaso eso será posible se preguntaba, no... nadie en el mundo era capaz de hacerlo, pero algo le decía que Kagome seria capaz de hacerlo
- Abuelo necesitare el templo, un cuchillo, insiencio, velas y unas tijeras, Sesshomaru, será doloroso, pero... valdrá la pena.
- Por supuesto Kagome, pero serás capaz de hacerlo?- pregunto con cara de preocupación el abuelo
Kagome asistió con la cabeza, sabia que podía, tenia que hacerlo, el le había salvado la vida, era lo menos que podia hacer por el. Lo miro fijamente a los ojos y todo se quedo en silencio, ella quería saber que es lo que pasaba por su mente pero a pesar de ser capaz de leer la mente de las demás personas prefirió no hacerlo.
Kagome y Sesshomaru se encontraban dentro del templo, Kagome dibujo un pentagrama, coloco una vela en cada esquina de la estrella, y coloco a Sesshomaru en el centro, le corto unos cabellos y encendió los insiencios
- Esto te va doler- dijo tomando el cuchillo y cortando la parte cicatrizada del brazo. Sesshomaru aguanto el dolor. Entonces Kagome comenzó un conjuro, he inserto los cabellos, por la herida, siguió rezando permaneció de pie, el cabello de Kagome comenzó a ondearse como si soplara el viento por la energía que despedía. Un dolor intenso se apodero de Sesshomaru, el brazo le había empezado a crecer, un poco, y luego un poco mas, mientras mas le crecía el brazo, mas dolor sentía. Kagome seguía rezando y aumentaba cada vez mas la energía, se estaba agotando pero tenía que terminar, pasaron algunos minutos y por fin abrió los ojos liberando una potente energía espiritual, y Sesshomaru grito de dolor, el brazo había terminado de crecer. Kagome callo exhausta él alcanzo a atraparla y la levanto cargándola en los brazos, hacia la casa la mama de Kagome, le señaló el camino hacia la recamara de Kagome. Sesshomaru se guió por el olfato, la recostó suavemente en la cama.
- Gracias - pronuncio el, y se sentó en una esquina del cuarto de Kagome, velando su sueño. Era realmente increíble tenia nuevamente su cuerpo completo, su brazo se movía a su mandato, sonrió y miro a Kagome parecía un ángel y volvió a sonreír - Después de todo, los humanos no son tan malos, pero que estoy diciendo, va, tonterías, este lugar me esta afectando.
Cerro los ojos, tuvo un intrigante sueño que no pudo recordar, hasta tiempo después,..
- Mmm - Kagome se acababa de despertar, abrió lentamente los ojos, la luz la molestaba un poco, cuando despertó completamente vio a Sesshomaru viéndola con sus ojos dorados, con una penetrante mirada - Buenos días... como esta tu brazo.
- Esta bien, humana.
- ¡Hermana! - grito un niño entrando rápidamente, con respiración agitada.
- que sucede Sota.
-¿No vas ir a la escuela?
- Pero Sota, ayer era sábado, hoy es domingo, no hay escuela. - dijo Kagome con una sonrisa, pero Sota voltio a ver a Sesshomaru, con cara de confusión.
- Ella aun no lo sabe - pregunto Sota, Sesshomaru negó con la cabeza.
- ¿Saber que? - pregunto confundida
- Estuviste dormida 2 días enteros - Respondió Sesshomaru.
- ¡Que!- Kagome ya se había levantado, para bañarse y ponerse el uniforme cuando - Pero yo solo me voy a dar de alta por un tiempo, no tengo por que apresurarme y ponerme el uniforme, ah- dijo dando un suspiro al ultimo.
Sota ya había salido de la casa iba a llegar tarde a clases. Kagome se dirigió al baño abrió la llave e inmediatamente comenzó a caer agua en la tina, se quito lentamente el kimono blanco ya que aun lo traía puesto, este se deslizo lentamente por su fino y delicado cuerpo, dejo a un lado su kimono, lo lavaría mas tarde, cerro la llave y se metió lentamente al agua, un pequeño goteo fue el único sonido que llenaba el cuarto de baño, se recostó en la tina y cerro los ojos, sus largos cabellos flotaban en el agua, una serie de imágenes, las mas dolorosas pasaron ante sus ojos como una película de terror Kikyo e Inuyasha juntos abrazándose, todos los momentos que Inuyasha la había dejado por irse con ella, aun no lo superaba por muy pequeño que fuera el dolor aun lo sentía, pero sabia que tarde o temprano todas las heridas cicatrizan. El agua comenzó a enfriarse y salio del agua, tenía muchas cosas que hacer a la mañana siguiente partirían. Camino rumbo a su cuarto, al entrar observo que Sesshomaru no estaba, cerro la puerta, y se cambio, se puso un vestido rosa con bordados al final de este, se estaba cepillando el cabello cuando