Me quiero dormir. Ese es el pensamiento que domina cada vez más mi ser; pero me niego a caer porque sigo esperando a que él despierte. Mejor así porque no quiero crear un malentendido todavía más grande del que tendré en cuanto esos bonitos ojos vuelvan a abrirse y su dueño me pregunte la razón por la cual no lo he matado y en lugar de eso lo tengo total y completamente cómodo entre sábanas y mantas calientes. Debería de atarlo, para prevenir... pero tampoco hago eso porque no quiero hacer que ni una marca más aparezca en esa piel blanca y suavecita que tiene.
Por la misma tan sólo me encojo en mi sitio, sentado a su lado, abrazando mis piernas y apoyando la barbilla contra mis rodillas, cada vez más adormilado mientras más pasan los minutos, ¿Cuánto más tendré que esperar? Y también ¿Cuál será su reacción al despertar?
-"Hmn..."- es tan sólo un muy leve sonido pero capta mi atención de inmediato haciendo que enseguida me concentre en su rostro; aprieta los parpados e incluso frunce el ceño justo antes de lentamente comenzar a abrir los ojos -"¿Dónde...?"- murmura suavecito y yo parezco hipnotizado por la manera en la que con parsimonia se lleva una mano a la sien.
-"Hola..."- digo en tono bajo; y creo que escucharme lo ha tomado totalmente por sorpresa porque en un movimiento brusco se sienta y casi de inmediato parece arrepentirse por la manera en que su mano se mueve aprisa, sujetando con fuerza por unos instantes la zona en la cual antes clavé mi arma y luego, con ambas manos sobre su regazo, las cierra formando puños.
-"¿Por qué no me mataste?"- pregunta; en su voz puedo oír teñida claramente su molestia; me mira y sus ojos de nuevo tienen esa chispa brillante de orgullo que no he visto de un modo tan intenso en nadie que no sea parte de mi familia, la misma chispa brillante que desde un principio atrajo tanto mi atención ¿Qué se supone debo responderle?
-"Porque me gustas"- contesto sinceramente, sonriendo con descaro y disfrutando de su expresión espantada antes de que de nuevo frunza el ceño y me mire casi con odio. Incluso eso me gusta.
-"¡Estás loco, termina ya de una maldita vez!"- levanta la voz y su cara sólo pinta la creciente confusión y enojo que siente al no comprender lo que sucede; casi me quiero reír pero recuerdo que se supone debo hacer esto lo más serio posible.
-"Es verdad, tal vez tengas razón y lo esté, pero sólo un poco"- contesto obviamente saltándome mis intenciones de permanecer serio.
-"¡¿Qué?!"- grita casi sonando como un chillido.
-"Nada, que no estoy jugando, me gustas y ya"- insisto sonriendo ampliamente y ladeando la cabeza, ahora hasta comprendo eso del cómo se sienten los niños en la mañana de navidad, porque yo me siento así con sólo verlo frente a mi aunque su expresión parezca de que quiere matarme por decir cosas que seguro cree son una broma de muy mal gusto.
-"¡Eres un maldito!"- grita cada vez mirándome más rabioso e incluso esa expresión de latente furia la encuentro totalmente fascinante.
-"Claro, me lo dicen todos los días; como ayer, una señora me lo gritó en un parque por pasar corriendo y espantar a las palomas"- contesto recordando con cierta gracia tal incidente.
-"¡Cállate y mátame de una vez!"- parece cada vez más no sólo molesto sino también desesperado; otra vez no lo entiendo, ¿por qué me pide cosas que a simple vista se tornan tan absurdas para mí?
-"No, no lo haré"- niego rotundamente, ya que en efecto, entre mis planes no está dejarlo ir, no ahora que lo he encontrado después de tanto tiempo de creer que estaría solo para siempre. Puede que no sienta lo mismo por mí pero, bueno, usar el método Hyaweh no parece tan malo.
-"¡¿Por qué?!"- aprieta las manos en puños y se muerde los labios, no sé si es porque quiere pegarme o porque está demasiado frustrado, tal vez ambas.

ESTÁS LEYENDO
Luz En Mi Oscuridad
RomanceSe supone que sólo sería un trabajo más... Después de todo, enamorarse no estaba en sus planes, ya no... Acostumbrado a deslizarse entre las sombras, la vida del Príncipe Elliot Darko transcurre en un constante juego del gato y el ratón. Trata de es...