Rumor

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Debía encontrar a Sunggyu lo más rápido posible o las cosas terminarían mal, quizás aún peor que lo sucedido el día anterior. ¿Dónde se podría haber metido? Mordió su labio inferior mientras miles de ideas pasaban por su mente a una velocidad impresionante, ¿y si lo había hecho apropósito? ¿Y si en realidad no había perdido la memoria? Lanzó una maldición por lo bajo y se obligó a no pensar en el porqué sino en el dónde. Dirigió su atención al otro pasillo que había en ése piso —el cual era el tercero— con la esperanza de que el otro haya ido por allí, pero al dar algunos pasos hacia aquella dirección se detuvo. Estaba seguro de haber escuchado la voz de Amy proviniendo del pasillo, aunque no podía verla porque éste daba un giro de noventa grados. Nuevamente, una seguidilla de preguntas lo atacó, ¿seguía en la empresa? ¿Por qué? ¿Acaso quería hablar? ¿Ajustar las cuentas pendientes? Decidió acercarse un poco más.

— Dime de una vez, ¿cuál es tu relación con mi oppa? —Logró captar, aunque no estaba seguro ya que el sonido era apenas audible. Dio unos pasos más—. ¿No piensas decírmelo? Están ocultando algo, ¿cierto?

El tono agudo y prepotente que usaba sobre las personas que ella consideraba inferior lo hacía totalmente indudable, era Amy. Pero, ¿con quién estaba hablando?

— ¿Por qué no respondes a lo que digo?

Un breve silencio le siguió a dichas palabras, el cual fue interrumpido por un ruido sonoro que Woohyun interpretó como una cachetada. Esto hizo que le fuera imposible aguantar más, sintiéndose demasiado curioso en saber quién era la otra persona, y dio los pocos pasos necesarios para quedar a la vista de Amy y su acompañante.

— ¿Sunggyu?

El mencionado abrió de forma desmesurada los ojos, evidenciando una clara sorpresa al verlo, y Woohyun percibió lo que había temido: una de sus mejillas estaba sonrosada. «Como si hubiera recibido una cachetada», pensó mientras fruncía el ceño y posicionaba su cuerpo de tal modo que escondía a Sunggyu detrás suyo —aunque no del todo ya que el mayor era más alto que él—, optando una postura protectora.

— ¿Qué crees que estás haciendo con mi hyung?

— ¡T-te equivocas, oppa! —Tartamudeó ella al mismo tiempo que lo tomaba del brazo con las dos manos—. Este chico estaba diciendo cosas malas sobre ti.

No pudo evitar que una carcajada escapara de sus labios, sorprendiendo tanto a los otros dos como a sí mismo. ¿Por qué le había causado tanta gracia aquello? ¿No sería que había comenzado a confiar en Sunggyu...? Detuvo aquellos pensamientos en seco. «No confíes en nadie, Woohyun, no seas idiota».

— Es imposible que puedas engañarme con eso Amy, escuché su pequeña charla —sonrió ladino al ver cómo el rostro de la joven se modificaba a medida que hablaba—. Y aún si no la hubiera escuchado... —miró de reojo al mayor y sus labios esbozaron otra media sonrisa. Su atención volvió a la chica e hizo un leve gesto con la cabeza, señalando a Sunggyu—, éste no sería capaz de proferir ni una sola palabra en mi contra, te lo aseguro —guiñó su ojo—. Aclarado esto —prosiguió mientras tomaba al muchacho sin ojos de la muñeca—, es tiempo de que volvamos a casa, el manager me está esperando. Adiós, Amy.

De esta forma, los dos dejaron atrás a una muy confundida chica, dirigiéndose hacia planta baja en donde los esperaba su manager; a quien Woohyun pidió permiso de volver por su cuenta al departamento, consiguiendo la aceptación ajena con la condición de que no iría a otro lado en el camino y que llevaría a Sunggyu con él. Una vez dentro del automóvil, tomó la avenida —el cual era el trayecto más largo pero a la vez más veloz— y aceleró por ella, sorteando entre autos, mientras su mente era libre de divagar sobre lo que había sucedido.

Eres mi milagroWhere stories live. Discover now