Piedra

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El olor fuerte a perfume llegó hasta sus orificios nasales con velocidad sorprendente. Dejo que aquella particular esencia inundara su mente, casi paralizándolo, sin ser capaz de pensar en otra cosa que no fuera la calidez interior que le proporcionaba la fragancia. Pero pronto descubrió que no era sólo en su interior, no, el calor era físico, real, palpable. Fue entonces que se percató de la situación en la que estaba: tenía entre sus brazos a Woohyun.

¿Qué...? ¿Cómo había terminado en esa incómoda posición?

Recordaba haberse perdido en medio de un mar de gente que lo arrastraba —casi como si fuese apropósito— lejos de donde estaba Howon. También podía acordarse de la conversación con Luke, el recepcionista, pero se rehusó a pensar demasiado en ello, sus piernas flaquearían si lo intentaba. Luego de eso, había comenzado a correr, golpeando a la gente, sin rumbo fijo. Había huido de allí sin mirar atrás y en medio de escape una mano había tomado su antebrazo... ¡ah! Woohyun.

Ya lo recordaba, su desesperación hizo que al momento de ver a su amigo sus brazos rodearan el cuerpo ajeno. Sinceramente no deseaba soltarlo, se sentía seguro allí, escondido de la mirada de aquellos que lo perseguían, camuflado en medio del peligro; pero intuía que Woohyun se enojaría si permanecía así por mucho más tiempo. Dio un pequeño paso para atrás, alejando levemente su cuerpo del otro para ver su rostro, sin embargo, Woohyun empujó la cabeza de Sunggyu contra su hombro —manteniéndolo allí con una de sus manos e impidiendo que la levantara— y comenzó a caminar llevándolo a rastras en una posición bastante incómoda. El ruido a su alrededor no dejaba de incrementarse, murmullos, gritos agudos, 'clicks' y otros sonidos que no identificó. El no ser capaz de ver lo que sucedía lo ponía frenético, al punto de comenzar a trastrabillar en el camino.

— Tranquilízate, ya estamos cerca del dormitorio.

— ¿Qu-qué sucede? —Preguntó en un susurro aún intentando separarse de Woohyun.

— ¡Quédate quieto, idiota! Escúchame bien —bajo inmensurablemente su tono de voz, por lo que Sunggyu tuvo que poner toda su atención para entender lo que el otro le decía—, estoy enojado. Demasiado enojado para mi gusto. Y si sigues así me voy a poner a gritar en plena calle, lo que no sería bueno para mi reputación, ¿entiendes? —Asintió— Bien, ya llegamos.

Apenas ingresaron al departamento, Sunggyu vio a Howon. La expresión del joven se iluminó levemente al verlo pero volvió con rapidez a aquella aura lúgubre que él interpreto como que las cosas estaban mal y que esto era irremediable. Inhaló y exhaló, auto convenciéndose de que sólo debía aguantar lo que le fuera a decir Woohyun y luego todo estaría bien. Después vería cómo arreglárselas para enmendar lo causado, fuese como fuese, lo haría. Howon y él se mantuvieron en silencio, esperando que el otro lograra calmarse para recién entonces hacer un primer intento de entablar una conversación. Pero Woohyun no siguió ése plan.

— Howon, ¿qué estabas pensando al dejarlo salir? —Exclamó con los ojos cerrados mientras masajeaba con el dedo índice y el pulgar su sien— ¿Te volviste loco? ¿Acaso mis golpes sacaron a tu cerebro de lugar? ¿Debería acomodarlo ahora? —el chico de pelo morado bajó la mirada y permaneció callado ante aquellas palabras— ¿Tienes idea de los problemas que has causado con esto?

— Yo-

— Howon —interrumpió Woohyun—, estaban sacando fotos. ¿Sabes lo que podría llegar a pasar si esas imágenes se suben a la red? ¿Lo que le puede pasar a Sunggyu? —Hizo un gesto con su cabeza, señalándolo.

— No lo hice a propósito, ¿sí? —Respondió—. No estaba buscando que esto pasara, y créeme que si lo hubiese sabido no lo hubiera hecho.

Woohyun volvió a cerrar los ojos, para abrirlos segundos después. Sunggyu golpeo suavemente su muslo con la yema de sus dedos, como si estuviese haciendo una melodía, en un intento de calmarse. ¿Debería hablar ahora? No parecía ser el momento, pero... ¿cuándo lo era? No quería hacer las cosas más difíciles para el muchacho de cabello morado, ya bastante idiota había sido al insistir con salir del hogar ajeno.

Eres mi milagroWhere stories live. Discover now