El último mes, Josh a estado yendo a EXIT dos veces cada semana.
–De tantas veces que vas de seguro tu hoyito ya no aprieta.
–Idiota, quisiera tu hoyote apretar como yo.Comenzamos a reírnos antes de ser callados por los oficinistas de la empresa donde ambos trabajábamos.
–Ire hoy, ¿no vas?
–¿A qué? A sentarme dos horas. No gracias.
–Puedes entrar... El chico que te quería coger la ultima vez
–¡Josh! –Dije interrumpiéndolo
–Ese tipo va todos los días que voy yo. Y siempre entra.
–Iag, seguro todas las de Seattle ya pasaron por su amiguito.
–No, adentro también es un antro. Puedes o no entrar a las salas donde pasan las cosas. El área principal es el antro donde haces exactamente lo mismo que afuera pero viendo o dejando que te hagan.
–¿Hay luz en la darkzone?
–En esa si, lo demás también es oscuro.El jefe nos llamó la atención y cada uno tomamos nuestros lugares, no sin antes oir un 'piensalo' en el oido por parte de Josh.
Mientras trabajaba en la computadora pensaba en la posibilidad de ir a EXIT de nuevo. Si me arrepentía podía salir ¿no? Ya había pasado por uno y había entrado y salido viva.
Mordí mi labio. ¿Que perdía? No tenía novio ni a quien rendirle cuentas, faltaba esa etapa en mi vida, hacer locuras sexuales.
Desbloquee mi iPhone y tecleé
-¿A qué hora en EXIT?
-Esa es mi perra. -contestó Josh.