Sentí una mano en mi hombro, voltee un poco mareada. Era el chico de la ultima vez, Sonreí.
-Te decidiste a entrar.
-Si, ¿que podría salir mal?Negó con la cabeza y se sentó junto a mi en la barra. Hizo señas a la mujer con la que venía para que se fuera y ella de mala gana salió de la dark zone.
-¿No vienes con ella?
-No, aquí no vienes con nadie. Vienes para encontrar a alguien.
-Oh, disculpa. Soy una inexperta en esto, parece que tienes experiencia.
-Pues, debo tenerla. -sonrió- te acostumbras después de todo. ¿Vas a entrar a alguna?Me encogí de hombros dándole un trago grande a mi copa. El volvió a sonreír.
-No me siento lo suficientemente caliente para hacer algo.
No filter.
Soltó una carcajada y se acercó a mi oído.- Puedo ayudarte en eso- fue lo único que escuché antes de sentir su mano sobre mi muslo.
Besó mi oreja y mordió mi cuello mientras su mano subía lentamente por mi muslo. Lo alejé de inmediato.
-Nos van a ver. -El viró los ojos poniéndolos en blanco y me dio una mirada obvia. Miré a mi alrededor y cai en la realidad de donde estábamos. Claro, esto era de lo más normal.
Aunque me sentía expuesta decidí seguir con el juego. Nunca lo había hecho y me excitaba demasiado que alguien mas nos viera.
Volvió a morder mi cuello y depositar besos húmedos por todo mi pecho sin llegar al valle de mis senos. Ambas manos viajaban por mis muslos rozando levemente mi entrepierna con sus dedos. Me pegó, aun sentada en el banco, a la barra. Mi espalda recargada en esta ayudaba a que no me fuera para atrás por la intensidad de los besos de el extraño.
Tomó mis labios en un beso salvaje y mis caderas cobraron vida propia impulsándose hacia adelante buscando tacto.
Cuando sus dedos se posaron encima de mis bragas solté un gemido bajo, el mordió mi labio y me hizo abrir los ojos.
-Gatita, tu también puedes tocar.
Me sonrojé, debe creer que soy una niña virgen que nunca a tocado a nadie.
Siguió con el beso y mordiendo mis labios mientras sus dedos se movían demasiado lento contra mi clítoris. Eso me desesperaba, jalé su cuello para juntarlo más a mi, su cuerpo quedó entre mis piernas y bajé mi mano izquierda hacia su amigo que había despertado ya. Sonreí y me deslicé a final del banco, ahora nuestras entrepiernas estaban juntas. El sonrio antes de sentir el choque de nuestros sexos por encima de la ropa.
Esto me calentaba, me sentía mojada y necesitada como nunca en mi vida.
Gemí contra sus labios cuando volvió a tocarme, ahora con mas fuerza.-Hay un salón donde hay sillones. Podemos ir ahi.
Fue afirmación porque ni siquiera esperó a que dijera algo cuando me levantó de golpe y comenzó a jalarme pasando entre la gente.
Entramos a un cuarto apenas iluminado, esto me hacia sentir mas segura.
Se sentó en un sillón y yo encima de el con ambas piernas a los lados. Nuestros sexos volvieron a chocar y mordí mi labio.Los gemidos de la otra pareja que se encontraba ahí hizo que me volviera a mojar. Comence a moverme encima de el desconocido, el tomó mi trasero moviéndome de adelante hacia atrás con fuerza y contra su pene. Nuestros gemidos comenzaron a resonar en el cuarto.
Hizo que me detuviera para tocarme, una mano en mis senos y la otra en mi sexo. Temblaba bajo su tacto mientras escuchaba sus pesadas respiraciones.
-Estás tan húmeda, ni pensar que no querías entrar. Te hubieras perdido de toda la diversión.
Terminó su frase e introdujo un dedo en mi, me tragué el grito de sorpresa y comencé a moverme buscando mas profundidad.
-Ya no aguanto -Dije en un susurro.
El se desabrocho el pantalón desesperado y bajo su bóxer hasta las rodillas, aun estaba encima de el. Tomé entre mis manos a su pene y solté un gemido.
-¿Te gusta lo que tocas, gatita?
Asentí con la cabeza antes de ladear mi ropa interior y rozar nuestros sexos. El soltó un gruñido y comenzó a moverme como antes.
-Creo que voy a... Venirme. Oh, si, más.
El sudor corría por mi frente.
-Correte para mi nena, anda. Haz que papi se sienta orgulloso de ti.
Sentí mi bolsa vibrar, en pleno orgasmo, de seguro Josh se había preocupado por mi.
-Espera, mi celular.
Dije parando, el gruñó de mala gana y comenzó a masturbarse encima de mi clítoris.
Contesté la llamada de Josh porque cada que colgaba el volvía a llamar.
-¿Donde madre estás?
-Calmate, sigo aquí. -intenté calmar al desconocido que seguía tocándome. Río divertido y mordí mi labio.
-Pues ya ven, ya hay que irnos. Cerraran y todos verán que estuviste haciendo.
-Ya vooooooh, ah.El desconocido había metido dos dedos en mi sexo impidiéndome hablar, Josh comenzó a reír y colgué.
Me levanté de ahí y empezó a reír.
-Dios, eso no era necesario.
-Claro que lo era, estabas muy mojada. Esta vez te vas sin servicio completo.
-la próxima vez terminamos. Tampoco me gusta dejarte así.
-¿Ya vendrás entonces?
Asentí con la cabeza.No volvería a faltar ni un fin de semana.