N I N E

810 27 3
                                    

Concordamos no ir a EXIT sino a algo mas tranquilo. Josh pasó por auto porque tenía una movida.

-Te debo una disculpa por todo esto.
-Lo debes. Pero me lo pagas con las cervezas.
-No pensé que sucediera esto. Solo estaba bromeando un poco.
-Bueno, olvida todo. Hablemos de nosotros ¿si?

Dejamos las cervezas de lado y comenzamos a beber whiskey, la incomodidad entre nosotros se había esfumado por completo, no preguntamos cosas muy personales de hecho solo hablamos de temas vagos.

Justin se ofreció a llevarme, los dos estábamos pasados de copas obviamente pero a ninguno le importó demasiado.

-Ven, sube.

Su auto (que no había tenido la oportunidad de ver) era un BMW del año color negro. Abrí la boca sorprendida mientras subía al asiento del copiloto. No quería ni moverme para no ensuciarlo.

¿cómo es que siendo tan guapo y con este carro no tiene novia?

Justin subió y se me quedó mirando un poco perdido. Sonreí mientras sentía mis extremidades flojas gracias al alcohol que habíamos consumido.

-Bien, tu casa.

Arrancó el auto y con algunos movimientos torpes logró salir del estacionamiento.

-Si no estás bien puedo pedir un taxi.
-No, de todas maneras tengo que ir a casa. Y te la debo.

Suspiré mirando la calle, era temprano literalmente, para estar así de mareada gracias al alcohol. No daban ni las 12 en el reloj.
Me giré a ver a Justin después de que me pidiera mi dirección.

Era algo retirado, el bar donde decidimos ir estaba en una de las plazas mas nuevas que fueron construidas fuera de la ciudad, además el trafico no ayudaba mucho.

Me apresuré a prender la radio, el silencio estaba poniéndome nerviosa, justo cuando iba a presionar el botón Justin me detuvo y tomó mi mano para alejarla.

-Sh, deja ahí y disfruta el sonido de la lluvia.

Posó mi mano bajo la suya en la palanca de velocidades y yo lo miré. Se veía algo triste a decir verdad, estaba a punto de preguntarle cuando posó su mano entre mis muslos de manera posesiva. Mordí mi labio.

El calor comenzó a subir por mi cuerpo y me atreví a tomar su mano para subirla más hacia mi intimidad. El me regaló una media sonrisa mientras aceleraba en las calles de Seattle.

Mi respiración era agitada, me excitaba tener la mano de Justin en esa parte de mi cuerpo. Mi pecho subía y bajaba por la excitación mientras el se lamía los labios.

Sus dedos rozaban mi ropa interior y yo alcé la pelvis en busca de contacto. Gemí por lo bajo mientras mordía mi labio inferior.

-Y querías prender la radio... Tus gemidos pequeños son mejor que la música, Kim.

Y lo hizo, tocó con toda su palma mi clítoris moviéndolo en círculos.
Estaba mojada, podía sentirlo yo misma ya que vestía un short corto. En el auto solo de escuchaban mis gemidos y el motor, las respiraciones de Justin y las mías.

-Maldita sea, Kim.

Lo miré y posé mi atención a donde el se tocaba. Su erección era enorme.

Pasé las puntas de mis dedos encima de su pantalón y el gimió por lo bajo, volví a tomar su erección solo que esta vez con mi mano completa por encima del pantalón.

De repente se paró en seco y voltee a mi alrededor. Había llegado.

Me giré a verlo, sus pupilas estaban negras y se notaba lo duro que estaba.

-Prometiste que no me dejarías las bolas azules otra vez.
-¿Quieres entrar entonces?

Nos bajamos los dos del auto algo apresurados y torpes por beber.
Josh no llegaría hasta el día siguiente, de eso estaba segura.

Al entrar a la casa Justin me tomó por la cintura y me jaló haciendo que mi culo pegara con su pene. Comencé a restregarme encima de él sintiendo como se ponía cada vez más duro.

Caminamos unos pasos a la sala y le ordené que se sentara en el sillón. Me puse de cuclillas encima de él rozando nuestras partes mientras yo me movía.
Tomó mis labios en un beso salvaje mordiéndome los labios y tocándome el culo guiando mis movimientos.

-Gatita, no aguantó más para entrar en ti y ver ese enorme culo que tienes en acción.

Gemí como respuesta, nadie me había hablado sucio ninguna vez y me ponía demasiado que el lo hiciera.

Comenzó a llenarme de besos el cuello y me retorcí bajo su tacto.

-Oh, si. Justin sigue. Joder.

Lamió desde mi mandíbula hasta el valle de mis senos metiendo su cara por mi blusa algo escotada.

Su camisa comenzó a vibrar, posó su mano sobre mi boca para que me callara y contestó tu celular.

-¿Qué pasa? -Le pregunté por lo bajo al ver su expresión preocupada.
-Tengo que irme -dijo a colgar.

DARKROOM ☆ JB •HOT•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora